No es oro todo lo que reluce. O sí. Lo que parece que está claro es que el activo refugio por referencia se ha quedado apartado, después de la recuperación en los principales mercados desarrollados. Especialmente, en Estados Unidos y en las principales plazas del viejo continente. Y es que el oro ha cedido estrepitosamente gracias a que los inversores minoristas vuelven a pescar en vehículos de mayor riesgo.
No es de extrañar el repunte que se ha visto en muchas acciones en Wall Street. Pero en Europa, y en España en particular, puede mantenerse esa misma dinámica, tal y como apuntan los expertos, una vez que las principales cotizadas del Ibex 35 vayan rindiendo cuentas a sus inversores. En ese momento, según expresa el consenso, podamos ver un arreón al alza que genere rendimientos en valores que anteriormente han sido castigados y no tanto con los premiados.
Es el caso de las eléctricas que, en el año 2018, el momento en el que las bolsas tuvieron un comportamiento absolutamente negativo, podrían frenar el rally que llevan acumulado hasta la fecha, pese a haber mostrado rentabilidades de más del 30% –como en el caso de Iberdrola o Naturgy–. Y podrían hacerlo al calor de esa rotación que se está observando en las últimas semanas y que tiene como principal referente al oro.
El metal dorado registra mínimos anuales en el entorno de los 1.272 dólares la onza, tras haber descendido ya más de un 5% desde los máximos que alcanzó en el pasado mes de marzo, en los 1.340,94 dólares a medida que se reducía el miedo del mercado sobre las perspectivas de crecimiento de China y el posible acuerdo comercial entre el gigante asiático y Estados Unidos.
Incremento de la volatilidad, pero vuelta a la normalidad
Con todo, la media de los analistas estima que la volatilidad en torno al metal se va a mantener en el presente más inmediato. Las posiciones de los minoristas parece que son claras y se han decantado de nuevo por valores industriales y con mayor exposición a la tecnología. Más adelante, eso sí, podría sacar réditos de la debilidad del dólar.
Los expertos de Julius Baer señalan que aunque la Reserva Federal se ha vuelto más cautelosa y es poco probable que aumente los tipos de interés este año, “el dólar aún debería mantenerse fuerte durante los próximos meses, en parte como reflejo de la debilidad de otras monedas. Esto podría causar una mayor volatilidad a corto plazo para el metal amarillo”.
Además, desde XTB añaden que una vez sabemos que el oro posee de por sí un comportamiento defensivo no se puede “descartar un cambio de tendencia, abandonando esta situación bajista en la que lleva varias semanas inmerso para retomar nuevamente la tendencia alcista de fin de 2018, en un escenario negativo de las bolsas”.
Así las cosas, desde Citigroup prevén que los bancos centrales “aumenten sus compras de oro en 2019”. Tal y como se observa en los datos del Consejo Mundial del Oro, el mundo consumió 345,1 toneladas de oro en 2018, y la oferta global se incrementó un 1%, hasta las 4490,2 toneladas, sustentada, fundamentalmente, en las compras de los bancos centrales.
Por eso los inversores minoristas podrían volver a tomar la dinámica compradora en cuanto la volatilidad repunte y se retorne a un estado de una mayor normalidad. Una cifra que lo respaldaría, según prevé la entidad estadounidense es que las compras de oro “podrían alcanzar las 700 toneladas este año”. El refugio se ha perdido, pero puede regresar en cualquier momento.