El mercado inmobiliario español sigue sumando dentro del esquema mundial. No hay nadie que lo para. Y es que las cifras son tan elevadas que, en términos relativos al tamaño del PIB, España superó en 2018 tanto a Estados Unidos, como a Alemania y Francia, situándose segunda como país del mundo en inversión inmobiliaria sobre PIB.
El país captó 15.200 millones de euros el pasado ejercicio, que representa el 1,26% del PIB español, por encima del 0,46% estadounidense, el 0,79% alemán y el 0,67% francés. Únicamente Reino Unido supera a España, con 30.500 millones representativos del 1,28% de su PIB, tal y como se observa en el estudio Global Investment Atlas de Cushman & Wakefield.
Del total, el 42% de los movimientos del sector son dedicados a inversión (642.000 millones de euros); seguido por oficinas (21% y 315.000 millones); residencial (14% y 206.000 millones); retail (10% y 153.000 millones); industrial (9% y 143.000 millones) y hotelero (4% y 69.000 millones). Lo que parece claro es que el dinamismo ha llegado para quedarse.
En este sentido, Madrid y Barcelona son los principales destinos para operaciones de perfil ‘core’ en oficinas, retail y residencial. Los fondos ‘core plus’, por su parte, rastrearán el mercado español en busca, especialmente, de proyectos de reforma en centros comerciales ubicados en capitales de provincia, sobre todo aquellos que combinen las compra y el ocio.
Además, resulta relevante parece tener puesta bastante atención que los fondos oportunistas pueden todavía encontrar oportunidades en el desarrollo y la promoción inmobiliaria, y uno de los segmentos que está llamando más la atención del mercado es el de las naves logísticas en Barcelona.
Los capitales globales buscarán en 2019 economías con casos de éxito en el inmobiliario, y España tiene las condiciones suficientes para conseguir ese flujo de dinero entrante, según los expertos. De ahí a que la situación preocupe cada vez más a los usuario e inversores de corte minorista.
Respecto a las previsiones para 2019, los expertos prevén que la inversión inmobiliaria –en términos globales– se mantenga prácticamente estable sobre los niveles actuales. Solo estiman un avance del 0,1%, en un movimiento que puede entenderse, para algunos, como el estancamiento previo al ajuste posterior.
La inversión en oficinas, en números previos a 2008
Donde se están observando unas cifras más desorbitadas es en el negocio de las oficinas. El nivel de transacciones dentro de nuestro país está por encima de los 800 millones de euros durante el presente ejercicio. Se trata de unas cifras que representan un 80% más el registrado en el primer trimestre desde 2008, según datos publicados por Savills Aguirre Newman.
“El arranque del año recoge el ritmo del mercado a cierre de 2018, cuando tras dos años de descenso de actividad, se alcanzaron 2.800 millones de euros, un 17% más que en 2017”, destaca la consultora.
Así, destaca que la escasez de producto en prime y CBD ha continuado desviando la atención hacia el área urbana y hacia núcleos empresariales consolidados de la periferia de las dos grandes capitales. “El exterior de la M-30 registró en 2018 el 63 % del volumen transaccionado, cuando en la serie histórica apenas supera el 40 %. En lo que va de año, se mantiene la tendencia, si bien este año, tras varios ejercicios de escasez de producto, se prevé la rotación de activos en las zonas prime de Madrid y Barcelona”, apuntan.
En resumidas cuentas, los inversores se mantienen interesados en el mercado inmobiliario de España y en especial en este segmento. “En la comparativa europea, el mercado español es uno de los que se muestra más fuertes en términos de confianza inversora, con la ventaja de situarse muy por debajo de los niveles medios de precios”, concluyen.