En efecto, el déficit de los intercambios de bienes y servicios subió en 2018 hasta 621.000 millones de dólares, la cifra más elevada desde el 2008 que fue de 709.000 millones de dólares. La causa principal radica en el comercio de mercancías con un déficit total en 2018 de 891.000 millones de dólares. Todo un record histórico. La diferencia con el déficit total corresponde al superávit de 270.000 millones de dólares por los intercambios de servicios.
El presidente Trump pese a su subida de aranceles y las amenazas de nuevas actuaciones ha fracasado a la hora de proteger al productor americano. El desequilibrio comercial no se ha corregido, ha aumentado. El departamento de comercio responde estudiando cómo aplicar un gravamen del 25% a la importación de automóviles y sus componentes como segundo acto de lo sucedido con el acero y el aluminio.
Representantes y asociaciones del sector de la automoción estadounidenses critican esas restricciones que también les perjudica. Trump, sin embargo, se aferra al argumento de que esas nuevas medidas arancelarias permitirían arrancar concesiones en las negociaciones con europeos y japoneses.
Anualmente el valor de las importaciones de automóviles en EEUU dobla al de sus exportaciones. Un sector señero de la industria americana viene siendo superado por sus competidores con mejores precios y más calidad.
La distribución geográfica del comercio exterior de los EEUU tiene como principal cliente a Norteamérica, es decir, la suma en sus ventas a Canadá y México, un 34% del total. Ahora bien, el primer suministrador extranjero es identificado como “Países de la Cuenca del Pacífico”, con un 36% de la importación estadounidense. China destaca con un 21%.
Europa y la UE ocupan el tercer lugar después de Canadá-México, sin embargo, la diferencia entre lo que Europa vende y compra suma el segundo gran déficit geográfico de los EEUU.
Estos desequilibrios comerciales con Asia y Europa se identifican en varios sectores productivos: bienes de equipo, maquinaria, bienes de consumo. ¿Pérdida de competitividad también frente a europeos y asiáticos?.
En el pasado las compras de hidrocarburos por parte de los EEUU tenían una gran incidencia en el valor de sus importaciones. En la actualidad las extracciones de Cracking han anulado esta dependencia de los países productores de hidrocarburos. Una grave apuesta antiecológica le está permitiendo a los EEUU reducir su dependencia energética e incluso disponer de excedentes para la exportación.
El superávit del capítulo de servicios, 270.000 millones, obedece en primer lugar al turismo, que representa una cuarta parte del total. A continuación figuran los servicios a empresas y los rendimientos por el uso de la propiedad intelectual (capítulo importante en el contencioso con la República Popular China).
Los servicios financieros vienen en cuarto lugar aunque el valor de sus ventas es solo la mitad de los ingresos por turismo. La primera economía del mundo ya no es la gran potencia industrial y financiera sino un potente foco de atracción turístico a nivel mundial.
En cuanto al comercio bilateral con España es destacable que mientras nuestras estadísticas de aduanas reflejan unos intercambios equilibrados, las estadísticas estadounidenses cifran en más de 4.000 millones de dólares el superávit bilateral de España. Diferencia suficientemente significativa que reclama un careo entre las autoridades competentes.
En cualquier caso, el gran problema comercial de los EEUU es el déficit con China, 400.000 millones de dólares en 2018. ¿Servirá la amenaza de levantar aranceles para un total de 200.000 millones de dólares de mercancías chinas?. ¿Y en cuanto a Europa la amenaza sobre los automóviles cuarteará definitivamente la fructífera relación entre viejos y amistosos aliados?.