Son cifras más propias de los meses de verano que de aquellos como los dos últimos en los que los inversores reajsutan sus carteras de cara al nuevo año y realizan sus primeras apuestas de 2019. ¿Qué significa esta tendencia? Básicamente, que los grandes inversores y también los pequeños han optado por ponerse a cubierto de los nubarrones que a nivel nacional e internacional se ciernen sobre el mercado de renta variable. Y eL español es hoy por hoy especialmente vulnerable.
El adelanto de las elecciones generales al próximo 28 de abril es sólo la última gota en el muy lleno vaso de la incertidumbre. La noticia estaba ya muy descontada por los inversores, lo que explica la tranquilidad con la que se lo ha tomado el Ibex 35. La semana ha sido hasta plácida en las bolsas (con un viernes muy alcista en línea con Europa), que hace mucho tiempo que sabian que Pedro Sánchez se encontraba en un callejón sin salida. Desde este punto de vista, no hay grandes sorpresas.
"No hemos visto grandes ventas adicionales ni tras el no a los Presupuestos ni tras el adelanto electoral. En parte porque entraban dentro de lo absolutamente previsible y en parte porque ha habido tan poca actividad este año que no hay muchas posiciones que deshacer", señalan en uno de los 'broker' españoles más activos con inversores extranjeros. "España no es ahora un opción atractiva. Todo lo contrario", aseguran las mismas fuentes.
Mientras, los bancos de negocios internacionales se limitan a señalar a sus clientes que el escenario político en España tiene muy poca visibilidad y que hay otras alternativas mucho más tranquilas. Algunos de ellos señalan incluso a un mercado más pequeño como el portugués, que con máxima estabilidad política es un refugio perfecto en el sur de Europa a medio plazo, Por lo tanto, todo hace indicar que España pasará bastante tiempo a la sombra.
"Resulta muy llamativo que a pesar de que el Ibex sube más de un 5% en lo que va de año y hay empresas en plena recuperación como Amadeus, Aena o Inditex, muchos inversores no se enganchan. Prefieren perder la subida a asumir el riesgo que supone estar en el mercado español. Otra cosa es que si se deshace el nudo político puedan volver con fuerza. Hay otras empresas nacionales a unos precios fantásticos, pero están penalizadas ahora", señalan en una gran gestora internacional.
Por el momento, toca esperar. Las elecciones generales de abril y las locales de mayo significan que no habrá nada claro hasta el verano. Un período en el que la bolsa española vivirá en su particular burbuja, sometida al escepticimo de analistas e inversores. Los volúmenes de negocio de febrero, tan pobres como los de los dos meses anteriores, delatan hasta qué punto la bolsa española está fuera de las apuestas a corto y medio plazo.
Ahora viene un larga travesía del desierto hasta el próximo otoño, trufada de especulaciones sobre cuál será el color del próximo Gobierno de España. Como no hay mal que por bien no venga, la falta de actividad puede limitar las potenciales caídas del mercado español si vienen mal dadas. De lo que no cabe duda es de que esperan meses de atonía en los precios y la actividad.