La Cuenca Sagrada en el Alto Amazonas es uno de los lugares donde nace el río Amazonas. Abarca 30 millones de hectáreas entre Ecuador y Perú, donde habitan cerca de 500.000 indígenas de 20 nacionalidades. Es el ecosistema terrestre más biodiverso del planeta.
Hasta ahora, la lucha que, desde hace años mantienen sus líderes por preservar el ecosistema de la zona, ha permitido liberar la región de las grandes perforaciones de petróleo. Multinacionales como Chevron, ConocoPhilips, ARCO, Andes Petroleum, ENI, Petrobras, CGC y Talismán han intentado sin éxito producir crudo debido a fuerte oposición de los pueblos que lo habitan.
Una representación de las asociaciones líderes en la lucha contra la amenaza de expolio de la región se ha levantado en la Cumbre del Clima COP25, contra los gobiernos de Ecuador y Perú por la expansión que quieren hacer de la producción de crudo, en una selva tropical, “poniendo a prueba la resiliencia de un ecosistema que logró sobrevivir a la edad de hielo”.
Riesgos de nuevas perforaciones y subastas de bloques
Las autoridades de Ecuador han anunciado que quieren abandonar en 2020 la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para así, poder aumentar su producción de petróleo, a la vez que han cambiado la ley de contratos de hidrocarburos para atraer nuevas inversiones. Por su parte, Perú prevé revisar también la ley de Hidrocarburos con el objetivo de acelerar los procesos de extracción de crudo.
Ante la amenaza de subastar nuevos bloques de petróleo, los pueblos indígenas de las Cuencas Sagradas de la Amazonía han lanzado una declaración en la que exigen “una moratoria inmediata de posibles perforaciones petrolíferas”.
“Nosotros, los pueblos indígenas de Ecuador y Perú, junto con nuestros aliados, hacemos un llamamiento a la solidaridad de la comunidad mundial, ya que nuestra propia supervivencia depende de la supervivencia de la selva amazónica que está bajo constantes ataques. Estos planes representan, a la vez, una amenaza inminente para la estabilidad del clima mundial”, denuncian.
En la presentación de la declaración, han estado presentes Sandra Tukup, directora de territorios para la Confederación de Indígenas (CONFNIAE), de Ecuador; Domingo Peas, coordinador de la región de las Cuencas Sagradas; Wrays Pérez, presidente de WAMPIS Nation de Perú; Kevin Koenig, director de clima y energía de Amazon Watch, y Belén Páez, directora ejecutiva de la Fundación Pachamama.
En el informe que han dado a conocer, subrayan que la extracción de petróleo en la zona de las Cuencas Sagradas Amazónicas generaría menos de dos meses del suministro mundial de crudo, pero causaría “daños irreparables a nivel local y mundial”.
Pagar la deuda a China
Asimismo, señalan que una gran parte del petróleo que se extrae en Ecuador y Perú se utiliza para pagar miles de millones en préstamos de China y más del 50% del crudo que sale de la Amazonía Occidental acaba en las refinerías de California.
“El país asiático es uno de los grandes inversores en la zona y la compañía estatal China National Petroleum Corporation (CNPC) quiere adquirir más terrenos en la zona para seguir extrayendo crudo”, han denunciado. Chile es otro de los países que, según señalan, está metido en el problema, ya que “está sacando petróleo de la Cuenca Sagrada”, afirman.
Ante tal situación, los representantes indígenas de los territorios amenazados exigen a los gobiernos de Ecuador y Perú que declaren las cuencas de los ríos Napo, Pastaza y Marañón, regiones especiales de importancia mundial fuera de los límites de extracción y desarrollo industrial.
Asimismo, piden a los mandatarios, las multinacionales petroleras y los inversores internacionales que respeten los derechos de las nacionalidades indígenas a la autonomía, la autodeterminación y al territorio, como se detalla en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (UNDRIP).
En coordinación con la Iniciativa de Cuencas Sagradas, Ecuador y Perú deberían apoyar la creación de un fondo internacional, independiente y sin mercado, para proteger las Cuencas Sagradas del Amazona y mantener el petróleo en el subsuelo.
Por último, reclaman que los inversores y los bancos retiren inmediatamente su capital de cualquier empresa o proyecto relacionado con la extracción de crudo. “Judicializar las luchas. Criminalizar las luchas. Estamos pidiendo la solidaridad de todos”.