La compañía ha logrado un beneficio de 6,2 millones de euros al cierre del tercer trimestre frente a las pérdidas de 1,2 millones contabilizadas a septiembre de 2018. Un regreso a la senda del beneficio basada en la mejora de la utilización de su parque de maquinaria y al incremento de los negocios complementarios de alquiler.
Todo ello acompañado de una notable mejora de los márgenes sobre ventas. Pero las acciones del grupo reaccionaron con caídas del 7% en los días posteriores a la publicación de sus cuentas.
Ahora en cambio sus títulos se han desatado al alza sin noticias aparentes, lo que ha llevado a duplicar su precio en el conjunto del año al pasar de cotizar en torno a un euro a principios de enero hasta los más de dos euros en la actualidad. Un avance que muchos achacan a un peligroso efecto chimenea. Este se suele vincular al cierre de posiciones cortas que liberan las subidas, aunque en este caso probablemente es más achacable a la estrechez del valor.
Después de la opa lanzada por Francisco José Riberas a finales del pasado ejercicio, el capital flotante de la compañía apenas ronda ya el 25%. Eso se refleja en su escasa negociación diaria, en torno a las 22.000 acciones de media diaria. Un bajo nivel de actividad que puede acentuar los movimientos alza en aquellas ocasiones cuando la demanda se dispara.
En este caso, la negociación de GAM ha alcanzado picos de 275.000 acciones en un solo día. Una espectacular demanda que algunos bolsistas achacan a una probable sobre reacción ante las especulaciones de cara a una posible opa de exclusión sobre el valor. En todo caso, recomiendan mucha prudencia, pues el aire caliente cuando se enfría se precipita de nuevo al suelo.