Al tiempo ha elevado de BBB+ a A-, la emisión de sus obligaciones simples y de BBB- hasta la triple B a sus obligaciones subordinadas debido a la mayor diversidad a las ganancias generales del grupo que aportan las medidas adoptadas en su nueva guía.
Los expertos de la agencia de calificación entienden además que el frenazo de los resultados correspondientes al tercer trimestre obedece a pérdidas circunstanciales debido al saneamiento de su actividad en el Reino Unidos, EEUU y Canadá. Hechos puntuales que no parece vayan a repetirse en los próximos años.
A cierre de septiembre, la compañía obtuvo un beneficio neto de 463 millones de euros, un 12,5% por debajo del contabilizado hace un año. Un descenso achacable en buena medida al deterioro de comercio en el Reino Unidos por las menores expectativas de beneficio relacionadas con el Brexit.
En cualquier caso, destacan en S&P, Mapfre ha podido demostrar su capacidad para desarrollar negocios globales fuera de España, en especial dentro de su actividad de reaseguros. Una solidez que ha convertido al grupo asegurador líder en España en uno de los activos refugio del mercado ante las turbulencias de los últimos años.
Desde los máximos en 2017, sobre los 2,9 euros por acción, el valor ha entrado en una fase de consolidación con un firme soporte sobre los 2,4 euros que le permite maximizar su alta rentabilidad por dividendo cercana al 6%. En lo que va de año acumula una rentabilidad cercana al 14% que mantiene su cotización muy cerca de dichos máximos con grandes posibilidades de alcanzarlos y superarlos en el corto y medio plazo conforme vaya despejando incertidumbres tanto internas como externas, especialmente sobre el Brexit.