MONITOR DE LATINOAMÉRICA

Sánchez se com­pro­metió en La Habana a im­pulsar la pre­sencia es­pañola

Cuba: prioridad a la inversión exterior como motor económico

La nueva Carta Magna re­co­noce el papel del ca­pital ex­tran­jero en el desa­rrollo

Cubanos haciendo cola
Cubanos haciendo cola

El bo­rrador final de la nueva Constitución cu­bana, apro­bado por el Parlamento y so­me­tido a re­fe­rendo po­pular el 24 de fe­brero pró­ximo, re­co­noce tanto la pro­piedad pri­vada como la ne­ce­sidad de la in­ver­sión ex­tran­jera para el avance eco­nó­mico, además de re­afirmar el rumbo so­cia­lista. En su ar­tículo 28, el texto con­sagra el rol que la in­ver­sión fo­ránea ha co­brado como im­pulsor del desa­rro­llo, lo que aña­dirá un plus de se­gu­ridad y ga­rantía a los in­ver­so­res.

Algo a tener muy en cuenta especialmente en España, principal socio económico y gran inversor de la Isla.

La nueva Constitución no modifica el sistema político, pero recoge la controlada apertura económica y las reformas impulsadas desde la Presidencia de Raúl Castro. Días atrás, el ministro de Economía, Alejandro Gil, señalaba que “la inversión extranjera no es un complemento, sino elemento principal para el desarrollo del país. Identificamos una brecha de inversión y destinábamos a ella el 11% del PIB, pero debemos llegar al menos al 20%”. Para Gil, esa tarea debe realizarse sobre la base que las inversiones generen la riqueza necesaria para devolver los créditos externos y pagar los dividendos a los inversores”.

En esta línea transitó también en 2018 el ministro de Comercio Exterior, Rodrigo Malmierca, para quien la inversión extranjera es hoy prioridad, y quien aseguró que el Gobierno quiere agilizar los trámites y superar mentalidades anquilosadas. “Aún hay personas que no ven con claridad que la inversión exterior va a ser beneficiosa para el desarrollo de Cuba y la construcción del socialismo”, apuntó. Asimismo, y en la misma línea, el embajador cubano en Madrid, Gustavo Machín, indicó en octubre que la nueva Constitución facilitará y agilizará la inversión, “ya que va a blindarla desde el punto de vista legal”.

España es el primer inversor en la Isla y, tras el hundimiento venezolano, se sitúa como segundo socio comercial global y primero europeo (entre el 13% y el 15% de los intercambios cubanos) tras China y por delante de Rusia y Brasil. En Cuba están presentes casi un millar de compañías españolas, tanto en su vertiente inversora (unas 300, notablemente en un sector turístico clave para el país, pero también en el desarrollo de energías alternativas) como comercial. Allí están desde hace mucho Meliá, NH, Barceló, Iberostar… Y también otras como Altadis y Bodegas Torres, mientras que firmas como Iberdrola, Gamesa, Naturgy y Sacyr aumentan su interés por la Isla. Nueve de las diez principales cadenas hoteleras en Cuba son españolas. Y es el país con mayor número de empresas mixtas y sucursales españolas, notablemente en turismo y servicios.

A mediados de 2018, La Habana señalaba que Cuba precisa un mínimo de 2.500 millones de dólares al año en IED para garantizar un crecimiento sostenido y que Díaz-Canel prevé más de 455 proyectos de inversión por más de 9.300 millones. Según las últimas proyecciones de Cepal, Cuba se expandirá un débil 1% en 2019 tras el 1,1% de 2018, lejos del 3% que La Habana juzga necesario para que el país remonte sus problemas estructurales.

Pese al trato hasta cierto punto preferente a las firmas españolas, la Cuba que quiere convertir la inversión exterior en motor ha dejado claro que necesita diversificar el origen del capital que llega para no depender de un exiguo grupo de países. En los últimos años han crecido las naciones que invierten allí (China, Francia, Singapur, India…), lo que entraña una mayor competencia para las firmas españolas en infraestructuras y energía y no tanto en turismo, sector estratégico en el que los operadores españoles siguen siendo los reyes.

En su visita oficial a Cuba a fines de noviembre, el presidente Pedro Sánchez trasladó al mandatario cubano, Miguel Díaz-Canel, el compromiso de Madrid de impulsar las inversiones en la Isla. Sánchez, que viajó acompañado por 24 empresas (entre ellas Telefónica, Bankia, Air Europa, Talgo, Gamesa, Sacyr y Aena) se reunió allí con representantes de firmas implantadas en la Isla. En octubre, España había ya reafirmado su interés por mantener su rol protagonista en la economía cubana, al ser el país más representado en la Feria Internacional de La Habana, principal bolsa comercial/inversora del país.

Sánchez dijo ser consciente de los problemas que afrontan las firmas españolas, especialmente las pymes, por el retraso en los pagos por falta de divisas y transmitió que Cuba trata de agilizar la puesta al día. Anunció, además, que Madrid ofrecerá un mayor acceso a la financiación para que las empresas españolas puedan invertir en Cuba, a través del relanzamiento de la Línea País Cuba de Cofides. Sánchez estuvo presente en el Foro Empresarial hispano-cubano, que contó con 200 empresas y en el que se analizó el impulso a la relación empresarial bilateral en infraestructuras, renovables y turismo.

En Cuba, el Gobierno español tanteó la posible participación de firmas en planes de infraestructuras en sectores clave, como la participación de AENA en la modernización y gestión de 4 aeropuertos; el despliegue de redes de telecos e Internet por Telefónica o la participación de la naviera Elcano en un proyecto para el suministro de gas natural licuado en Mariel. Pese al histórico interés español por Cuba incluso en los peores tiempos de las sanciones de EEUU, la “falta de reformas efectivas” ha causado desaliento en las firmas españolas últimamente, según el ‘XI Panorama de la Inversión española en Iberoamérica’.

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