Asimismo, se asegura que, de confirmarse un caso de posible administración desleal (uso de dinero del banco para fines personales o ilegales), FG tendría que devolver su pensión vitalicia, que según algunas fuentes duplica la cantidad reconocida por el interesado, casi 150 millones de euros.
El escándalo podría afectar a la imagen del banco hasta el extremo de poner en tela de juicio su solvencia, según fuentes procedentes del BCE en Frankfurt. De ahí se habría requerido a los órganos del banco para que presionen para la dimisión. FG, según algunas fuentes, se escuda que los delitos, si han existido, habrían prescrito.
Máxima presión interna sobre Francisco González
BBVA pretende que FG dimita del casi recién estrenado cargo de presidente de honor, después de haber reconocido oficialmente que mantiene abierta una investigación desde el pasado mes de junio por el espionaje encargado al ex comisario José Villarejo.
La tensión ha llegado al punto de que González tendría que renunciar a su millonaria pensión por administración desleal durante su presidencia. En su defensa, se argumenta que los supuestos delitos cometidos en 2004 ya han prescrito.
BBVA se muestra firme para que el escándalo del espionaje bajo la presidencia de Francisco González salpique lo mínimo posible sobre la imagen del grupo bancario. Según fuentes consultadas, el propio banco presiona al que fuera su presidente durante dos décadas para que renuncie como presidente de honor.
Estas mismas fuentes sostienen que se preparan un buen número de demandas civiles y penales por parte de algunas personas que figuran en el listado de llamadas telefónicas que fueron espiadas por el ex comisario por encargo de FG. El propio BBVA ha reconocido una investigación interna y externa desde el pasado mes de junio.
Portavoces del BBVA consultados por este diario se remiten, en un primer momento, a dicho comunicado publicado el jueves y que ya era bastante explícito sobre la situación que se ha generado en la entidad. Posteriormente han negado que la dimisión, de producirse, sea inminente, aunque sin descartarla si se confirman las acusaciones. Lo mismo ha sucedido sobre la devolución de la pensión por hjubilación.
El cargo de presidente de honor, casi recién estrenado a primeros de año, no es lo único que peligra ante el cariz de los acontecimientos. Francisco González podría quedarse sin la millonaria pensión que ha acumulado durante sus años como presidente ejecutivo sin las investigaciones puestas en marcha confirmaran el delito de administración desleal.
La propia Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ya ha dado un paso en este sentido al intentar esclarecer qué ocurrió en 2004, cuando la constructora Sacyr presidida por Luis de Rivero trató de hacerse con el control del BBVA y derribar de la presidencia del banco a Francisco González.
La defensa de Francisco González, precisamente, se escuda en que los posibles delitos que se cometieran en 2004 ya habrían prescrito a estas alturas. Pero más allá de las consecuencias judiciales, el BBVA no puede jugarse la reputación ante accionistas y clientes en un momento complejo para el negocio bancario en España.