El más anciano presidente de la banca española ha decidido zanjar un año antes de lo previsto su relevo al frente del BBVA. Francisco González, que dentro de poco menos de un mes cumplirá los 74 años de edad, ha designado a su actual consejero delegado, Carlos Torres Vila, como su sustituto al frente del grupo que ha presidido en las dos última décadas.
Aunque ya había reconocido que dejaría el banco sin un nuevo cambio de los estatutos, el plan de sucesión se ha precipitado después del calvario que el BBVA ha vivido en Bolsa en el mes de agosto como consecuencia de la elevada exposición a Turquía por su participación mayoritaria en Garanti, la gran apuesta internacional en los últimos tiempos de Francisco González.
A ello se suman los problemas que se viven algunos otros países, como Argentina y Venezuela, en los que el BBVA tiene una presencia muy significativa. Más allá de la diversificación geográfica, la gran apuesta de FG durante sus décadas al frente del grupo bancario ha sido la transformación digital y el perfil de Torres Vila encaja a la perfección en ese proceso de cambio interno y externo.
Lo mismo ocurre con sus inexistentes relaciones con el actual Gobierno socialista de Pedro Sánchez, con el que no podría llevarse bien habida cuenta que FG llegó a la presidencia del BBVA de la mano de su mentor, el ex presidente "popular" José María Aznar, y de su denostado vicepresidente y ministro de Economía Rodrigo Rato, del que abjuró muy pronto. Antes de irse, FG ha conseguido colar en el consejo a Jaime Caruana, ex gobernador del Banco de España durante la era Aznar, con el que contrajo una deuda política importante en el fracaso asalto de la constructora Sacyr a su consejo, ya con Zapatero en Moncloa.
"El trabajo de Carlos estos últimos años es la mejor garantía de continuidad en la estrategia", afirma el aún presidente del BBVA en un comunicado oficial del banco. "Gracias a la visión estratégica del presidente hace más de una década, hoy en día no hay proyecto empresarial más atractivo que el del BBVA", apostilla en el mismo comunicado el propio Torres Vila.
Ya en el pasado mes de febrero, FG casi dejó designado a su consejero delegado como el perfecto heredero, aunque con la llegada de Jaime Caruana, exgobernador del Banco de España y procedente del Banco Internacional de Pagos (BIS), se había abierto la posibilidad de que se convirtiera en el máximo responsable del BBVA cuando se produjera la retirada de González.
Puntos negros
Si el consejo de administración ha despejado la duda sobre el sustituto en la presidencia del BBVA, aún quedan algunos aspectos que deberán esclarecerse con el suficiente tiempo. Uno de ellos es si Torres Vila mantendrá funciones ejecutivas como nuevo presidente y tal y como ha tenido el propio FG. Según el propio comunicado del BBVA, se asegura que Torres Vila ejercerá como presidente ejecutivo, algo que se enfrenta con la posición del Banco Central Europeo (BCE) al respecto. Un ejemplo de ello, es cuando se produjo el relevo de Isidro Fainé en CaixaBank. Su sustituto, Jordi Gual, no tiene funciones ejecutivas.
Otra incógnita abierta es quién asumirá las funciones como consejero delegado del banco. Algunos medios han barajado los nombres de históricos como Juan Asúa o el director financiero Jaime Sáenz de Tejada para ocupar dicho cargo.
Según el comunicado oficial del BBVA, será durante el cuarto trimestre cuando se abordará la selección del futuro consejero delegado por parte del Consejo de Administración y la Comisión de Nombramientos.
El margen temporal es tan amplio que da juego a la especulación, pese a que FG ha calificado de "transición ordenada" su retirada antes del plazo previsto. Incluso, si su sucesión anticipada ha sido voluntaria o impuesta por algunos estamentos, desde organismos supervisores hasta determinadas presiones desde el ámbito político.