La cuenta atrás debe haber empezado a resonar en los digitales oídos de Francisco González, el presidente del BBVA. A poco más de un mes de que sople las 74 velas en su tarta de cumpleaños, FG encara casi su última función al frente del segundo (¿o tercero?) grupo bancario español sin haber concretado una gran operación corporativa a diferencia de otros competidores directos.
El turco Garanti, en el que la participación ronda el 30%, se quedará como el mayor legado que deje a su sucesor, aún por determinar a estas alturas, aunque también como una de las más complejas aventuras, después de haber desecho en los últimos tiempos la muy desdichada experiencia en China.
Garanti y Turquía han sido un auténtico quebradero de cabeza para el BBVA durante el actual verano que ya toca a su final. Tan sólo han podido tener en los últimos días un pequeño paliativo con la subida de los tipos de interés por parte del Banco de Turquía en contra del poco democrático presidente del país, Recep Tayyip Erdogan, dispuesto a un recorte del precio del dinero.
Garanti se ha convertido en la tercera área geográfica por su aportación al beneficio e ingresos del BBVA, ahora por detrás de España y de México (el verdadero motor aunque FG nunca confió en esa apuesta que hicieron los responsables del BBV por el país azteca en su momento).
Más riesgo
Entre las posibles operaciones corporativas internacionales en las que se cita al BBVA de Francisco González, algunos apuntan a una fusión con el italiano Unicredit. El entonces segundo banco español, ahora tercero, ya tuvo sus intereses en BNL (Banco Nazionale del Lavoro) hace lustros, aunque la operación fracasó y dicha entidad quedó en manos de BNP Paribas.
Precisamente, junto al banco francés, Unicredit figura como uno de los bancos con mayor exposición a Turquía, tal y como se ha recordado durante las últimas semanas ante los acontecimientos en aquel país, puerta entre Oriente y Occidente como le gusta recordar al de Chantada.
El grupo italiano, pendiente ahora de un acercamiento con el galo Societe Generale, controla un 41% del turco Yapi Kredi. Dicha participación supondría una minusvalía, según los cálculos más recientes, de más de 1.300 millones de euros.
Al margen de China y Turquía, la otra gran aventura internacional del BBVA bajo la presidencia de FG ha sido la toma de una participación en el banco móvil británico Atom Bank. Con un 29,5% de su capital, el grupo español ha desembolsado hasta unos 85 millones de euros en las dos rondas de financiación que se han acometido hasta el momento, incluso después de que uno de sus fundadores, Anhony Thomson, renunciara a primeros de este año a la presidencia de este banco tan digital.
Durante los resultados anuales del grupo, el propio Francisco González restó relevancia a esta apuesta por Atom Bank, con unas pérdidas de unos 60 millones de euros según las últimas cifras conocidas.
En el mercado doméstico, FG encaró la integración de las cajas catalanas que se habían agrupado en Unnim y Catalunya Bank. Su desapego por la presencia física y su apuesta casi obsesiva por el mundo digital, ha llevado al BBVA a plantearse más operaciones distintas a la compra de entidades.
Eso sí, su legado a quien sea su sucesor (¿Carlos Torres o Jaime Caruana?) carecerá de una clara apuesta por un mercado internacional concreto, salvo en el caso del convulso país que supone Turquía. El que sea su heredero también tendrá que asumir la presencia en una Venezuela de la que algunos competidores, como el Santander, ya pusieron tierra por medio hace tiempo, bajo la presidencia de Emilio Botín.