En el primero de los casos, son cambios obligados y dirigidos que suelen gustar poco al sector.
Por su parte, la adopción de la tecnología suele tener una buena acogida por el reenfoque de los modelos comerciales y las estructuras operativas. Cambios que en los últimos años vienen girando hacia el tratamiento de datos, pero que un futuro inmediato deberá ser aún más el centro del negocio financiero. Un factor clave que los inversores deben conocer para focalizar su estrategia en el sector.
Gran parte de las interacciones económicas que llevan a cabo hoy en día se realizan a través de medios digitales, generando más datos y en más lugares que nunca. Un proceso que modifica la forma en la que se crea, intercambia y registra el valor financiero. Esta transformación, señalan los analistas de Saxo Bank, exige modelos de negocios bancarios orientados a los datos.
La banca ni puede ni debe ser ajena a este impacto, señalan en la firma, si quiere seguir teniendo un rol relevante en la economía. Para ello deberá tener en cuenta tres grandes “megatendencias” futuras.
La primera de ellas, según Saxo Bank, será una mayor digitalización de servicios que continuará impulsando el cambio en los modelos comerciales bancarios Estos servicios aprovechan la innovación tecnológica para proporcionar mayor velocidad, opciones y simplicidad a los usuarios, con implicaciones para el rol tradicional de los bancos en la cadena de valor financiera. A medida que se brindan más servicios a consumidores y empresas digitalmente, se genera una gama más diversa de flujos de datos, mientras que los servicios bancarios se integran cada vez más en el “back-end” de propuestas de valor de terceros, lo que significa que los bancos corren el riesgo de perder el control, visibilidad y relaciones.
Otra de las “megatendencias” se basa en el apoyo regulatorio a la "banca abierta". Con la entrada en vigor de la regulación europea de los servicios de pagos digitales, los reguladores buscan impulsar la competencia de “fintechs”, debilitando principalmente el control tradicional de los bancos sobre la información de cuentas y transacciones, mientras benefician –explícita o implícitamente– a nuevos participantes en campos tales como administración de patrimonio y préstamos.
Al desarrollar nuevas formas de competencia y descentralizar los datos, el nuevo marco empodera a las empresas que pueden usarlo para ofrecer valor al consumidor, lo que obliga a los bancos a adaptarse operacional y estratégicamente.
La tercera y última “megatendencia” a tener en cuenta por los bancos, según los expertos de Saxo Bank, viene impulsada por el aumento del volumen, la diversidad y la movilidad de los flujos de datos en la economía digital. Todo ello respaldado además por reformas regulatorias que reflejan la importancia de los datos y la identidad digital en el intercambio de información de valor financiero.
El Reglamento General de Protección de Datos de la UE (GDPR), por ejemplo, no solo rige cómo las empresas almacenan y utilizan los datos recopilados de las interacciones de los consumidores, sino que también ofrece oportunidades para que los consumidores moneticen sus activos digitales mediante sus nuevos derechos para conceder o negar el acceso a su historial de datos.
Durante décadas, los bancos han tenido acceso privilegiado a los datos de los clientes, pero sus estructuras en silos a menudo han frustrado los esfuerzos para crear una visión conjunta del cliente y sus necesidades futuras. Aunque la digitalización de servicios ha hecho de los datos un tesoro, los bancos están mal estructurados para maximizar esta oportunidad.
Incluso a día de hoy, pocos tienen los procesos o la infraestructura para capturar, almacenar y analizar datos de transacciones de manera efectiva. Esto hace que exista un riesgo real de reducción de márgenes a medida que el valor agregado de los bancos se vuelve menos claro para el usuario final.
La alternativa para los bancos, señalan en la firma, es la creación de plataformas capaces de combinar recursos y relaciones en una propuesta de valor flexible que aproveche los datos para implementar el desarrollo futuro del servicio. Eso explica el bombardeo de correos de las entidades financieras a sus clientes para informarles de las nuevas exigencias de la reforma de la ley de protección de datos que entrará en vigor esta semana.
Una vez consolidados los datos de las personas con la información de las transacciones, los bancos podrán aportar información real y valor. Desde hace tiempo, las entidades financieras son conscientes de que la administración efectiva de estos datos es clave para la reducción de costos y la eficiencia operacional a través de una mayor automatización, así como una defensa eficaz contra la ciberseguridad y otras amenazas de delitos financieros.
Para ello, las entidades financieras no solo deben volver a evaluar sus capacidades de administración, agregación y análisis de datos, sino también desarrollar nuevas relaciones y adoptar propuestas de valor que combinen innovaciones como “blockchain”, “cloud computing” e inteligencia artificial.
2008 no fue solo el año de la crisis financiera, sino que también marcó el comienzo de la era de la transformación digital que está cambiando nuestras vidas a nivel económico y social, y ahora coloca los datos en el centro de los nuevos modelos de negocios.
Una cuestión a valorar por los operadores justo en un momento en el que la mayoría de fondos empiezan a apostar de nuevo por el sector bancario para invertir con el fin de aprovechar la recuperación económica europea.