Aquel compromiso suponía situar la sede del Banco Central Europeo a cambio que la presidencia se concediera a un miembro no alemán. Gracias a aquel acuerdo, el holandés Wim Duisenberg pasaría a ser el primer presidente del Banco Central Europeo, aunque tuvo que renunciar antes de que finalizara su mandato para dar paso a la segunda parte del acuerdo.
El siguiente presidente sería un francés, y pasó a serlo, Jean-Claude Trichet. Si tras el mandato de Draghi se abriera la puerta a un alemán, nada del espíritu original de la creación del Banco Central Europeo estaría ya en vigor.
El cambio de caras no va a quedar circunscrito al ámbito de la política. Algo similar está sucediendo en el ámbito económico y financiero en el que la retirada de Isidro Fainé y el futuro relevo del presidente del BBVA, Francisco González serán los cambios previstos más relevantes. Pero no serán los únicos.
Habrá algún cambio muy destacado, impensable a día de hoy, pero que no habrá que esperar mucho tiempo para que se consume, si nos atenemos a lo que se dice tanto desde el mundo económico como también entre los políticos más introducidos. Al tanto. De momento quedara la fecha de la selección de Luis de Guindos para la vicepresidencia del Banco Central Europeo es el símbolo más claro del cambio.
Las consecuencias de esta elección se hace muy relevante en el ámbito político español porque abre otra brecha más en la ya más que difícil situación por la que atraviesa el Partido Popular. El consenso de los sondeos es demoledor.
El abandono que vienen haciendo algunos políticos populares de sus responsabilidades actuales a la búsqueda de situarse antes de que se celebren las próximas elecciones resulta descorazonador para quienes piensan seguir al pie del cañón popular hasta el último momento.
Quizás por ello, pese a que Guindos quiere dejar cuanto antes sus responsabilidades actuales responsabilidades de ministro, el presidente quiere tomarse tiempo para tomar el cambio.
La solución que cuenta con más apoyos en el partido es que el Presidente incorpore una fuerte personalidad política que mantenga su ascendiente en el ámbito comunitario, como tiene Guindos, y al mismo tiempo que contrapese el poder del muy influyente Cristóbal Montoro en el Consejo de Ministros. Cambiar de puestos a algunos ministros para llenar el vacío de Guindos podría suponer vestir a un santo para desvestir a otro.
Entre los que reúnen este perfil de personas con peso están tanto Íñigo Fernández de Mesa, quien fuera secretario de Estado con Luis de Guindos, como Fernando Bécker. Este último muy cercano al presidente del Gobierno desde que compartieron la cercanía de los despachos en la calle Génova, donde se refugió Mariano Rajoy tras su paso por la administración gallega con Manuel Fraga.
A la espera de cómo resuelva la remodelación de Gobierno el presidente del Partido Popular, las informaciones de las más diversas tendencias se acumulan pero muchas invalidan a las anteriores. La política de comunicación interna del partido y el Gobierno no es lo que mejor funciona en la actualidad. Es una misión imposible.
Las contradicciones entre los ministerios sobre si aplicar o no el 155 para imponer el 25 % del castellano, y el desconocimiento de que el Constitucional tenía preparada una sentencia son las últimas y más evidentes muestras de que algo debe cambiar.
Pero para sorpresa sobre la comunicación está la que ha dado Luis de Guindos en su rueda de prensa de despedida como miembro del Ecofín. Ahí ha anticipado, tras afirmar que él nunca comenta las decisiones del Banco Central Europeo, que las políticas de tipos bajos de interés serán las habituales a partir de ahora. Ha dejado sin respiro a los bancos.
Este comentario puede o suponer una primera metedura de pata en la política de comunicación del Banco Central Europeo o un cambio en la misma, donde ya no solo dependería el mensaje de lo que diga su presidente. Pero más bien parece lo primero.
Un destacado experto en política monetaria de uno de los grandes de la banca española me recordaba que los anuncios realizados por Luis de Guindos sobre previsiones de futuro hay que tomarlos como lo que son.
Y me remitía a su intervención escrita en el 2009 en una publicación titulada ‘Pasado, presente y futuro de las cajas’. Trabajo que firma como autor junto al actual gobernador del Banco de España, Luis María Linde y al exportavoz del Congreso de los Diputados, Vicente Martínez Pujalte.
Escribían en la presentación del mencionado trabajo que “La crisis financiera internacional, la más grave desde la gran depresión, se ha trasladado al resto de la economía, convirtiéndose en la peor recesión global desde el final de la 2ª Guerra Mundial. Por el momento, el sistema financiero español ha resistido mejor la crisis como consecuencia de la solidez de sus instituciones, el marco regulatorio existente, y el elevado nivel de competencia y enfoque de negocio del sector”.
Escribían muchas más alabanzas sobre la solidez de las cajas. Esperemos que no sea el caso en su previsión sobre el futuro de los tipos de interés.