Al respecto, los expertos aconsejan extremar las precauciones analizando en profundidad la situación financiera, su equipo gestor y la proyección de la actividad.
Conviene recordar que son valores muy estrechos en lo que se puede quedar pillado durante mucho tiempo. Así lo pueden atestiguar los accionistas de Montebalito que entraron a principios de 2017 a más de 3 euros por acción, aprovechando las especulaciones sobre una posible opa sobre el grupo inmobiliario.
Conforme se fueron apagando los ecos de un posible movimiento de concentración, el precio de las acciones del grupo se fueron desinflando hasta llegar a poner en peligro el importante soporte en torno a los 2,2 euros.
Solo la positiva evolución de las cuentas a lo largo del pasado ejercicio que han ido reflejando el proceso de reorganización interna del negocio; así como la reestructuración de la deuda, rebajándola a más de la mitad.
Este proceso, sin embargo, se ha interrumpido a lo largo del pasado ejercicio el año 2017 con la compra de activos en renta y suelos finalistas para promoción, obligando al grupo a recurrir a la financiación como medio para rentabilizar al máximo sus recursos propios una vez saneado su balance.
Este aumento del apalancamiento preocupa en los mercados, a pesar de que los nuevos proyectos, en un año netamente inversor, redundarán positivamente en la cuenta de resultados y permitirán crear valor en el medio plazo.
En este contexto, las acciones de Montebalito se mueven muy cerca de nuevo en la parte baja de la tendencia lateral que viene marcando en los últimos 12 meses. El valor se enfrenta ahora a un complicadísimo escenario con dos caminos bastante definidos. O bien que pierda el nivel de los 2 euros abriendo un peligroso hueco o bien que rebote con fuerza (20%) para ir a buscar de nuevo los 2,6 euros, la parte alta de la actual tendencia lateral.