La falta de desequilibrios macroeconómicos críticos, la favorable situación financiera de hogares y empresas, la ausencia de presiones inflacionistas y las políticas fiscales expansivas, hacen que aún se vislumbre una pincelada de luz sobre los mercados. Con unos tipos de interés en niveles aún bajos, unas expectativas de crecimiento de los beneficios del 9% y unas valoraciones atractivas de las bolsas, debería dar soporte a los mercados y generar oportunidades de inversión.
Así se describe a lo largo del informe “Navegando el cambio de ciclo”, elaborado por primera vez de manera conjunta por Santander Private Banking y Santander Asset Management, que indica que el crecimiento económico mundial registrará el próximo año niveles del 3,5%, sólo tres décimas por debajo de 2018. “Estados Unidos y Europa crecerían en torno a su potencial y China está reaccionando con un amplio programa de estímulos para seguir creciendo por encima del 6%”, apuntan estas previsiones.
Pero no es la única. La gestora DWS tampoco espera que el próximo ejercicio finalice el crecimiento que lleva en marcha los últimos diez años. Desde su punto de vista, es posible que la correlación entre las distintas clases de activos como la renta variable o los bonos sea más “baja el próximo año”.
En lo que va de 2018 el 89% de los activos denominados en dólares americanos han tenido un rendimiento negativo, en contraste con 2017 cuando esto afectaba solo al 1% de los activos. “Las correlaciones entre los extremos deberían ser un asunto del pasado y, como resultado, potenciar la diversificación en las carteras debería ser ventajoso”, explican desde la gestora.
Este sentir, aún optimista, se sujeta también con el último informe presentado por JP Morgan AM, en el que se desvela que casi dos tercios (59%) de los clientes europeos siguen siendo optimistas con respecto a las valoraciones del mercado de renta variable y creen que las condiciones actuales indican que el mercado sigue teniendo margen para crecer.
De hecho, el 51% de los clientes españoles sigue pensando que las acciones serán la clase de activo más rentable a lo largo de los próximos 12 meses, seguidas de las inversiones alternativas (33%) y las materias primas (8%).
Más diversificación que nunca
En la entidad española explican al respecto que, en este entorno en el que los episodios de volatilidad podrían volver a sacudir a los mercados, es necesaria, más que nunca, “una gestión activa y profesional para maximizar las oportunidades de inversión”.
En este sentido, Borja Astarloa, responsable de la gestora norteamericana en territorio español explica que, pese a que nos encontremos en una fase avanzada del ciclo, eso no quiere decir que sea “el final del mismo”. Tal y como analiza, como las condiciones del mercado probablemente se vean sometidas a más volatilidad, “los inversores a largo plazo deberían ser pacientes y mantener la diversificación en sus carteras”.
En esta línea, y para sacar partido de los distintos cambios en los vientos del ciclo económico, las claves serán una asignación de activos más diversificada y dinámica que en un contexto de ciclo más estable. Para ello, sostienen, habría que poner el foco en los fundamentales para gestionar activamente el nivel de riesgo en las carteras; mostrar prudencia en la selección de activos, partiendo de un posicionamiento global constructivo; y prestar especial atención a la gestión del riesgo crediticio y máxima diversificación en geografías, sectores y emisores.