Ni siquiera la reciente decisión de la agencia de medición de riesgos de elevar su perspectiva al alza está logrando frenar la espiral bajista de OHL. La firma ha mejorado la perspectiva de negativa a estable y mantiene de momento su calificación en B+.
Una calificación crediticia pobre que aún así se sitúa dos escalones por encima de la fijada por Moody´s en B3 con perspectiva estable.
Sus expertos de la agencia de rating consideran muy favorable el cambio en el equipo directivo y la simplificación de la estructura de la compañía, pero sobre todo ponen en valor la venta de OHL Concesiones con el fin de recortar deuda. La firma estima que todas estas medidas, junto al programa de reducción de costes fijado en su plan estratégico, servirán para reconducir la situación y que la compañía vuelva a generar beneficios a partir del próximo ejercicio.
No obstante, Fitch le pide un esfuerzo adicional a OHL en forma de suspensión del dividendo para reforzar su estructura financiera si quiere conseguir una mejora de la calificación.
A la espera de acontecimiento, especialmente en cuanto a sus resultados, tanto analistas como inversores siguen dándole la espalda a sus títulos. La cotización de OHL se ha situado al borde del euro por acción, su nivel más bajo en más de 20 años, tras perder un 75% de su valor en lo que va de año. Una zona extremadamente crítica, pues las consecuencias podrían ser devastadoras de perder este nivel psicológico