Las integraciones del Popular en el Santander y de BMN en Bankia pueden ser las últimas que se produzcan ya en la banca española. Muchos banqueros se han resistido a las presiones para acometer una nueva ronda de fusiones en el sector, ya que consideran que con todas las realizadas en los últimos tiempos ya es más que suficiente.
El ministro de Economía, Luis de Guindos, parece haberse plegado a esta visión de los bancos y reconoce que la reestructuración del sector ya se puede dar casi por cerrada con cinco grandes bancos (Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia y Sabadell), Bankinter y las entidades creadas por la fusión de las antiguas cajas de ahorros.
Guindos, en línea con el Banco de España y el Banco Central Europeo (BCE), ha insistido de forma permanente, desde hace tiempo, en la necesidad de que los bancos españoles debían afrontar una nueva ronda de fusiones con el objetivo de mejorar la rentabilidad perdida durante la crisis.
Su visión, ahora, ha cambiado aunque reconoce que aún es posible que se produzca alguna operación corporativa puntual, sobre todo de algunas filiales de bancos extranjeros, como sería la del germano Deutsche Bank con el cartel de venta desde hace varios meses.
Incluso, las antiguas cajas de ahorros ya quedan al margen de un nuevo baile de fusiones tan fomentado por las autoridades como rechazado por el propio sector. Liberbank, con la protección de la CNMV, encara una importante ampliación de capital. Unicaja ha devuelto todas las ayudas públicas tras su salida a Bolsa. Abanca, Ibercaja y Kutxabank cumplen con su voluntad de seguir en solitario.
El grado de concentración de la banca española ha sido muy intenso en los últimos años, con la desaparición de un buen número de entidades y la concentración de la mayoría del sector en muy pocas manos: los grupos de mayor tamaño, con un liderazgo del Santander con el Popular y un cuarto puesto para Bankia con BMN. Las dos últimas operaciones de fusión acometidas.
Alto coste
La reestructuración de la banca española ha tenido, según los últimos cálculos, un coste para las arcas públicas de 40.000 millones de euros, el dinero que no se podrá recuperar de las ayudas inyectadas en las entidades más problemáticas y que se produjo con bastante retraso respecto a cuándo se hizo en otros países europeos o en Estados Unidos.
Esas millonarias pérdidas de dinero público no son las únicas. El sindicato UGT ha calculado que el rescate bancario ha supuesto la pérdida de 82.000 empleos en el sector y el cierre de 16.000 oficinas, como consecuencia de la concentración que se ha producido en el sistema financiero español.
La preocupación de UGT va más allá de los meros datos. "También nos preocupa el coste no cuantitativo de la reestructuración bancaria que tan mal se está realizando en nuestro país, particularmente por la altísima concentración bancaria que se ha producido, de la que se deviene un oligopolio financiero de hecho, con graves repercusiones para los clientes y para el empleo en el sector", sostiene este sindicato.
Las cifras de empleos perdidos y oficinas cerradas se incrementarán en los próximos meses, sobre todo por las integraciones de Santander-Popular y Bankia-BMN. Además, diversas entidades también tienen en marcha planes de ajustes particulares para ganar en eficiencia y rentabilidad.