La frase entrecomillada pertenece a un editorial en The Washington Post este fin de semana titulado ‘Barcelona se conjura en un grito al mundo: ‘No tengo miedo’. Es uno de los muchos artículos en toda la prensa internacional sobre los atentados terroristas en las Ramblas y Cambrils.
Aparte de la condena del odio y el radicalismo, esos editoriales y otras columnas de opinión coinciden por lo general en otros aspectos clave. Uno, los ataques siguen la pauta del terrorismo ‘low cost’ en Europa que ya se ha cebado estos dos últimos años en París, Niza, Berlín, Bruselas, Londres, Manchester, Estocolmo… Dos, la masacre pudo ser mucho mayor pero fue evitada por la actuación de la policía.
Tres, en Cataluña hay dos elementos distintivos, una gran población musulmana y un ‘procés’ independentista que habría que aparcar de una vez porque hay cosas más serias. Y cuatro, elogios al llamamiento de Rajoy a la ‘unidad institucional, colaboración policial, prevención y defensa de los valores de los que nos sentimos muy orgullos: democracia, libertad y derechos de las personas’.
Luego hay matices como los que destacan cinco de los grandes diarios internacionales de referencia. Para seguir con el WP: ‘Si no parece haber peligro de capitular ante los terroristas, sí hay no obstante un riesgo de que el Estado Islámico consiga una de sus mayores objetivos: asilar a las comunidades musulmanas en Occidente para fomentar la hostilidad e incluso la violencia contra ellas’. Es ‘en ese sentido’ en el que la actitud de Trump ayuda a los extremistas
El editorialista desmonta, como han hecho todos los medios serios, la afirmación de Trump que ha repetido varias veces sobre supuestas matanzas de ‘moros’ filipinos a cargo del general Pershing con balas untadas en sangre o grasa de cerdo. Es un bulo que los historiadores se han encargado de desacreditar, aunque a Trump le importa un bledo., como también se ha visto en Charlottesville.
Por eso insiste el WP: ‘Si ataques como los de España conducen a violencia sin control por fuerzas europeas o de EEUU, o a insultos groseros contra comunidades musulmanas, no será el Estado Islámico el único culpable’.
El diario de la capital norteamericana señala el camino correcto: ‘Pese a las hondas diferencias entre los líderes de la autonomía, que aspiran a hacer de Cataluña un país independiente, y el Gobierno central en Madrid, se informó de que el Govern local estaba colaborando estrechamente con el presidente Rajoy, que viajó rápidamente a Barcelona’.
The New York Times titula su editorial ‘Después del terror en Barcelona’. Expone toda una batería de preguntas sobre el porqué de los ataques, por qué ahora, por qué en Barcelona y Cambrils… Pero es una formulación retórica para concluir que como en Europa se ha ganado mucho en la lucha contra el terrorismo, por la misma regla de tres los yihadistas ya no necesitan mucho montaje para atentar, les basta ‘el odio ciego’.
De ahí nacen más preguntas sobre cómo hay que responder, con miedo y recortes de derechos civiles. Es lo que está en juego verdaderamente. Y al NYT le parece de perlas la respuesta de Rajoy: ‘Parece que dio en la diana para batir a los terroristas’ con unidad, colaboración y sin mermar los derechos.
The Wall Street Journal, que fue el primero de los grandes periódicos en publicar su editorial sobre los atentados, evocó el 11-M en Madrid y el sueño del yihadismo de recuperar Al Andalus. Título: ‘Esta vez, el terror golpea a España’. El texto también puso el dedo en la llaga de que el nuevo terrorismo no necesita ‘material militar’ para atentar, sino una siempre ‘conexión de internet’ para adoctrinar en el odio a los jóvenes musulmanes en Europa. Los Gobiernos deben hacer frente a la amenaza desde el punto de vista ‘continental, no nacional’, lo que requiere más coordinación.
Le Monde titula su editorial ‘Atentados en Cataluña, la trágica letanía yihadista’. Su recopilación de actos terroristas y víctimas de cada uno de ellos en Europa estos dos últimos años es exhaustiva. Difiere un poco de la teoría del ‘low cost’ en el sentido de que lo de Barcelona y Cambrils, como antes en París y en Bruselas, demuestra que las células terroristas siguen siendo capaces de organizar acciones coordinadas, pese al retroceso del Estado Islámico en Irak y Siria.
¿Qué hacer? Que los países europeos se cohesionen más para prevenir, combatir y neutralizar las redes de yihadistas, y que los servicios de seguridad colaboren más estrechamente de manera que se envíe el mensaje que ‘ha resumido Mariano Rajoy: No nos aterrorizarán’.
Financial Times aplaude en el título de su editorial la masiva concentración en la Plaza de Cataluña: ‘España responde al terror con una exhibición de unidad’. A diferencia de otros medios, elabora una serie de hechos distintivos entre los atentados de Barcelona y Cambrils con los de otras ciudades. O más bien, las singularidades en España. Como que en España no ha brotado ‘xenofobia nacionalista’ antimusulmana, en contras con Francia o Austria, por ejemplo.
El segundo factor que FT desmenuza un poco más no es tan favorable, sino más bien una ‘fractura’: las ‘antiguas tensiones entre la identidad nacional y la regional’. Añade: ‘El ataque en Barcelona llega en un momento especialmente delicado, porque el Gobierno regional catalán se prepara para celebrar un referéndum sobre la secesión que el TC español ha dictaminado que es ilegal. Los dirigentes catalanes subrayaron ayer que los ataques no afectarían a sus planes para la votación. El presidente Rajoy, mientras tanto, pidió unidad nacional e institucional para enfrentarse al terrorismo’.
¿Qué postura ve más adecuada el FT en estas circunstancias? Aunque sin meter el dedo en el ojo a nadie, la de Rajoy con su llamamiento a la unidad: ‘Esa unidad se manifestó el viernes, cuando la gente se concentró para rendir tributo a las víctimas. Es la respuesta correcta a un ataque que como todas las atrocidades terroristas, busca explotar y ampliar las divisiones en la sociedad’.