En estos días, el gigante farmacéutico Roche ha comunicado al grupo biotecnológico español que ha decidido discontinuar el desarrollo clínico del fármaco experimental ORY-1001 (RG6016) debido a una reorganización estratégica de su portfolio. Esto supone la ruptura del acuerdo de licencia firmado entre ambas compañías con fecha 1 de abril de 2014.
Como consecuencia de esta decisión, los derechos de desarrollo y comercialización licenciados a Roche serán recuperados por Oryzon. Según las disposiciones del acuerdo de licencia, Roche finalizará en los próximos meses las actividades en curso en el ensayo de escalado de dosis de Fase I en pacientes de cáncer de pulmón de célula pequeña de acuerdo con el plan de desarrollo clínico.
Aunque Oryzon recupera los derechos de licencia sin coste alguno y no tendrá que reembolsar los cobros recibidos hasta ahora, la noticia supone un duro varapalo por las dudas que puedan surgir sobre el producto. El ORY-1001 es un inhibidor selectivo de la Demetilasa Específica de Lisinas-1 (LSD1) en pacientes con leucemia aguda y tumores sólidos.
En este sentido, la biotecnológica se ha apresurado a recordar que la decisión de Roche viene motivada por una reestructuración interna para priorizar su pipeline y que en ningún caso se ha debido a datos negativos de la molécula.
El activo intangible correspondiente al acuerdo de licencia se ha venido amortizando en el balance de la compañía desde el ejercicio económico 2013 con un ritmo anual del 20%. A 30 de junio de 2017 el valor neto contable del activo intangible se encuentra registrado por importe de 328.700 euros y quedará totalmente amortizado a 31 de diciembre de 2017. La compañía estima que probablemente no será necesaria la dotación de una provisión.
La cotizada española, que ha sufrido un severo castigo en el mercado, se enfocará en las próximas semanas en recuperar la molécula lo antes posible y en el análisis y planificación para continuar su desarrollo clínico sin que se produzcan retrasos. Los directivos del grupo se han mostrado convencidos de que ORY-1001 tiene un gran potencial para el tratamiento de un amplio rango de tumores y la compañía está decidida a continuar su desarrollo.
Desde principios de año, las acciones de Oryzon han perdido cerca de la mitad de su valor al pasar de los 4,5 euros hasta los 2,3 euros por acción. Un duro ajuste que coloca en una situación complicada a esta sociedad, con un capital de 80 millones de euros.