La limpieza contable ha supuesto el 90% de las pérdidas declaradas en 2016 y el grupo se dispone a centrar el tiro en marcas de calidad y alto valor añadido. A primeros de mayo habrá resultados trimestrales y entonces será hora de ver cómo empiezan a actuar las medicinas aplicadas.
¿Será 2016 el último año en el que Deoleo dé un susto a sus accionistas? Eso es lo que se ha propuesto el nuevo equipo directivo que tomó las riendas del grupo después del verano pasado impulsado por el fondo de inversión CVC Capital Partners, que ostenta el 50,01% del capital. Para empezar, han pasado la aspiradora por los rincones de las cuentas y han realizado una limpieza contable que suma 162,5 millones de euros.
La cifra supone exactamente el 91% de las pérdidas después de impuestos de 2016 que han ascendido a 179,4 millones de euros. Así mismo, supone el 81% de las pérdidas antes de impuestos. Tras declarar estas abultadas pérdidas, el equilibrio patrimonial del grupo ha sufrido un duro varapalo y ha quedado en situación de causa de disolución, porque el patrimonio neto total es inferior a la mitad del capital social.
Para solucionarlo, entre el 29 de mayo y el 6 de junio Deoleo celebrará una junta general en la que los dos accionistas mayoritarios CVC Capital Partners (50,01%) y Unicaja (11,35%) sumarán sus fuerzas para aprobar una reducción del capital social de entre 300 y 323 millones de euros mediante la reducción del valor nominal de las acciones, que ahora es de 38 céntimos y pasará a ser de entre 10 y 12 céntimos de euro.
Colchón contable y cotización
La cifra de reducción de capital propuesta por el consejo de administración es muy superior a la estrictamente necesaria para restablecer el equilibrio patrimonial que exige la ley. Según las cuentas auditadas por Deloitte, tras la imputación de las pérdidas de 2016, el patrimonio neto individual de la cabecera del grupo Deoleo es de 173,5 millones de euros y la mitad del capital social actual se eleva a 219,4 millones.
Es decir, que para salir de la cusa legal de disolución bastaría con una reducción del capital social de unos cien millones de euros. El resto supondrá un colchón para poder asumir más contratiempos futuros, aunque la sociedad tiene en marcha una revisión de su plan estratégico para volver a la senda del beneficio.
Otra pregunta importante es qué piensan los mercados de todo esto. A juzgar por la evolución de la cotización, no parece que haya cundido el pánico. Efectivamente, el martes 4 de abril pasado Deoleo se dejó un 15,38% en una sola sesión justo cuando anunció la operación de reducción de capital social. Al día siguiente, sin embargo, subió un 12,12% con lo que el efecto negativo neto no fue tan abultado como podía temerse. Además, si se mira un poco más atrás puede observarse cómo la acción no ha caído tanto como su valor en libros.
En abril de 2016 Deoleo cotizaba a 0,225 euros por título y su patrimonio neto consolidado era entonces de 506,3 millones de euros. La capitalización bursátil ascendía a 259,8 millones, lo que significa que el grupo cotizaba a 0,51 veces su valor en libros. En estos momentos, tras el susto inicial del 4 de abril y la vuelta a la rutina (Deoleo no registra habitualmente grandes movimientos en Bolsa), las acciones del grupo cotizan en el entorno de los 18 céntimos.
La capitalización asciende a 207,8 millones y el patrimonio neto consolidado suma 328,9 millones, es decir, que cotiza a 0,63 veces su valor en libros, algo mejor que hace un año. Hay que tener en cuenta, además, que tras la reducción de capital el valor en libros del grupo no variará, puesto que la disminución del valor nominal de las acciones se verá compensada por la desaparición de pérdidas de ejercicios anteriores y el sobrante irá a reservas.
Ajustes y margen
Para el futuro, Deoleo ya ha dejado sus marcas con un valor contable muy inferior al que tenían antes. Tras realizar un test de estrés a sus activos intangibles, ha decidido reducir el 89 millones el valor de las marcas europeas y en 29 millones más el fondo de comercio. Con ello, a día de hoy, los directivos de la sociedad esperan no tener que realizar nuevos ajustes contables a la baja.
De igual manera, el grupo ha registrado una pérdida extraordinaria en 2016 de 35,3 millones de euros procedente de una menor valoración de su planta en la localidad italiana de Ivernuno, que está puesta a la venta y en la que seguirá operando en régimen de alquiler. Adicionalmente, la sociedad se ha apuntado unas pérdidas de 3,7 millones por minusvalías en la venta de su planta de Antequera (Málaga), ha hecho provisiones extraordinarias de 140.000 euros y se ha apuntado otros 796.000 como deterioro de activos materiales.
Tras toda esta limpia contable, lo importante ahora es recuperar la rentabilidad. En este sentido, el propio grupo señala en su informe de gestión que “conforme a la decisión estratégica de concentrarnos en ventas rentables, el volumen ha caído un 22% aproximadamente, mientras las ventas en valor un 15% con respecto a 2015 indicativo del traslado paulatino de los precios de la materia prima al producto vendido, con la consiguiente recuperación de los márgenes”.
Ese es precisamente uno de los puntos fundamentales de su nuevo plan estratégico (en elaboración), ya que la recuperación del margen comercial es esencial para volver a dar beneficios. En 2016 el beneficio bruto de explotación (Ebitda) sumó 46,1 millones de euros, que suponen una rentabilidad bruta sobre ventas del 6,6% frente al 4,4% registrado en 2015.
“El grupo –añade en su informe de gestión- tiene en marcha un plan de redefinición de su modelo operativo que afecta a la base industrial, a los recursos necesarios para una operación eficiente y a la adecuación de los activos a la realidad del negocio actual.
Este plan va a servir de palanca para relanzar el negocio de Deoleo y lograr una compañía enfocada en el consumidor, basada en la calidad de sus productos, con una organización ágil, eficiente y transparente, que permita competir con éxito en los mercados identificados como estratégicos”. Uno de esos procesos de redefinición de sus activos y sus recursos ha tenido como resultado un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que afecta a 65 trabajadores de España y cuyas indemnizaciones por despido sumarán aproximadamente 4 millones de euros.
Ahora lo importante es subir el Ebitda para que el coste de la deuda y las amortizaciones no se coman el margen y anulen la capacidad de generar beneficio contable. En 2016, según reflejan las cuentas de flujo de caja de la sociedad, Deoleo desembolsó 34,5 millones de euros para pagar intereses por los 560 millones de deuda financiera que acumula.
Además, en la cuenta de resultados figuran 20,2 millones de euros de amortizaciones de instalaciones e inmuebles. La suma de ambas cifras supera ya los 54 millones de euros frente a un Ebitda de 46,1 millones, lo que impide trasladar el beneficio bruto de explotación a beneficio neto distribuible. Para ello, una vez superada la crisis que sufrió el pasado año en el mercado italiano, el grupo debe incrementar las ventas, tanto en volumen como en valor.