El mercado recibió la avalancha de tijeretazos previsto por el grupo galo con la frialdad del que está acostumbrado a este tipo de anuncios. SG va a cerrar el 15% de su red de sucursales y suprimirá 900 puestos de trabajo en su país de origen hasta el año 2020. Un ajuste duro que se suma a los más de 2.500 recortes de empleo que el segundo banco francés ya anunció el año pasado. Pero, en la práctica, nada que los sesudos inversores y analistas no tuvieran ya más que descontado.
“El plan para reducir costes por 1.100 millones de euros en tres años no va a sacar a SG del atolladero bursátil. Lo que importa es que los resultados de los nueve primeros meses del año fueron malos y que de momento no hay catalizadores para que el banco reaccione en bolsa y ayude al resto de competidores europeos a salir del atasco que sufren este mes en los mercados de valores”, señala un avezado analista del sector que cree que el potencial de la banca para dar nuevas noticias positivas está agotado al menos a corto plazo.
La realidad es que tras el ‘investor day’ del tercer banco francés por ingresos todo sigue igual. Tanto SG (que ya ha llegado al doble dígito de caída en Bolsa desde que presentó los resultados en la primera semana de noviembre) como otro gran banco en proceso de reestructuración como Deutsche Bank se han convertido en los ‘patitos feos’ de la banca en bolsa entre las entidades de gran tamaño. Las caídas acumuladas por ambos contrastan con las subidas cercanas al 12% del índice que agrupa a los bancos más grandes de la Eurozona.
Ambos se enfrentan a unos años difíciles (el banco alemán también ha dejado caer que podría ampliar significativamente el número de despidos previsto) en un entorno de tipos de interés cero que complica extraordinariamente la generación de ingresos para el sector. Y los expertos creen que no se trata de dos casos aislados, sino de dos superpotencias bancarias que aunque con más problemas que la media reflejan hasta qué punto lo tienen difícil los bancos para generar negocio.
“La temporada de resultados de la banca española y, en general de la europea, se ha saldado sin sorpresas importantes. Ha habido una corrección suave en el caso de las entidades nacionales y una caída significativa de las cifras de contratación que demuestra que el mercado necesita más razones para volver a apostar fuerte por los bancos en Bolsa. Parece que estamos en una fase de tregua larga en la que todo el mundo está esperando acontecimientos”, señalan en una gran gestora nacional.
La gran cuestión es cómo puede la banca generar ingresos recurrentes mientras viene la ansiada subida del precio del dinero. Algo que no llegará hasta finales del año que viene o durante la primera mitad de 2019. Con estas cartas sobre la mesa, el sector mantiene al máximo rendimiento la máquina de ajustar costes. Pero son muchos los analistas que se preguntan si será suficiente para aguantar quién sabe si dos años más con los tipos bajo mínimos. De momento, planes como los de Société Générale siguen marcando el camino.