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Ahora resulta que el ministro de Exteriores no quiere que la City venga a Madrid

Alfonso Dastis le re­gala los oídos a Theresa May mien­tras la pri­mera mi­nistra bri­tá­nica adula a Donald Trump

Bolsa de Madrid
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¿Síndrome de Estocolmo? ¿O com­plejo de in­fe­rio­ri­dad? ¿o can­guelo en el alma? ¿O con­fianza des­me­dida? Algo de esto deben de com­partir la pri­mera mi­nistra bri­tá­nica Theresa May y el mi­nistro es­pañol de Exteriores, Alfonso Dastis, para coin­cidir en la sen­sa­ción de fondo que su­gieren sus pa­la­bras aún ca­len­ti­tas. May adula in­de­co­ro­sa­mente al pre­si­dente de EEUU Donald Trump. Y Dastis trata entre al­go­dones a Reino Unido en su Brexit duro para que no sea tan duro.

España se había librado de un ministro de Exteriores como García-Margallo que demostró que lo suyo no era la diplomacia, y mejor dejarlo ahí. Su sustituto, Alfonso Dastis, sí es diplomático de carrera y hasta ahora se ha comportado como tal, con toda prudencia y sentido común.

Hasta ahora, efectivamente. Porque la entrevista que publica este jueves Financial Times con el titular español de Exteriores revela a otro Dastis. Un Dastis siempre comedido en la forma pero con afirmaciones un tanto sorprendentes. Lo más llamativo que le dice al corresponsal Tobias Buck parece echar por tierra todos los desvelos y todo el esfuerzo que se está haciendo en otras instancias para atraer a España a los bancos y entidades financieras que decidan abandonar la City de Londres una vez que se consume el Brexit.

Esto es lo que dice Dastis, en una sorpresa que le estallará en las narices a Barcelona, a Madrid, a la Comunidad de Madrid y a muchos que aspiran a consolidar un centro financiero de alcance europeo: ‘Lo que queremos es preservar la integridad del mercado interior y conservar el status preferente de los países que están dentro de la Unión; pero eso no significa debilitar la City’ de Londres.

¿Están bien transcritas las palabras del ministro? ¿Ha recogido Buck con precisión el sentido de lo que le ha dicho Dastis? Parece que sí, porque el periodista vuelve a resaltarlo: ‘El ministro rechaza una postura ‘punitiva’ y dice que la UE no tiene la City como objetivo’.

Pero no sólo Barelona y Madrid no cabrán en sí de asombro. También París, Frankfurt, Dublín y otras ciudades europeas que aspiran a recoger las operaciones financieras dentro de la UE que hasta ahora se concentran en la City pero que dudosamente podrán continuar en un país que se sale de la Unión. ¿Cuál es la explicación que da Dastis?

Más que profundizar en lo financiero, el ministro español se esfuerza en la entrevista en FT por trasladar al Gobierno y a los ciudadanos británicos el compromiso, por parte de España al menos, de que no hay mal rollo. Que no se pretende tomar represalias. Que no se van a abordar las negociaciones para el Brexit con ese espíritu ‘punitivo’ de hacerle pagar a Reino Unido el desaguisado que ha provocado.

En lugar de confrontación, comprensión, mano tendida y lubricante para que las cosas vayan como la seda. Buck contrasta la posición de Dastis con la del negociador escogido por la UE para el Brexit, Michel Barnier: ‘Alfonso Dastis dejó claro que España es receptiva a varias demandas clave británicas, en especial el deseo de Londres de negociar un acuerdo comercial al mismo tiempo que se mantienen las negociaciones para la separación; por el contrario, Michel Barnier sostiene que las dos partes deben acordar un divorcio antes de que puedan empezar a negociar un acuerdo comercial, lo que podría entorpecer las relaciones comerciales una vez que Gran Bretaña se haya ido’.

El mismo Dastis explica su posición, absolutamente contraria a la de Barnier: ‘Sería realmente bueno que mientras hablamos sobre la separación también definiéramos dónde queremos estar respecto a un nuevo marco’ de relaciones entre la UE y el Reino Unido. Eso requeriría el llamado ‘periodo transitorio’, que evitaría una salida precipitada y sin preparar el después.

Por eso insiste en que una vez que los británicos han decidido irse, que todo se haga de la mejor manera posible: ‘Nos interesa llegar a un resultado que sea bueno para ambas partes; no vamos a renunciar a eso en aras de unos estrictos requisitos procedimentales’. Y añade, por si no había quedado claro: ‘No vemos esto como una batalla en la que una de las partes tiene que ser la ganadora y la otra la vencida; no tenemos ninguna intención de ser punitivos’.

Más, dentro de unas declaraciones políticamente correctas excepto lo de la City: ‘Nuestra prioridad es preservar la unidad de la UE y los principios fundamentales del proyecto europeo; pero al mismo tiempo, queremos mantener una estrecha relación con el Reino Unido, y creo que eso es posible’.

Y más aún, en relación con Gibraltar: ‘Mi opinión personal es que no vamos a poner Gibraltar en el centro de las negociaciones; la situación es muy clara no tenemos nada que pedir: el Reino Unido se va de la UE y Gibraltar se va de la UE; si Gibraltar quiere desenvolverse fuera de la UE, son totalmente libres para hacerlo’. Por tanto, muy lejos de la insistencia desafiante de Margallo en la cosoberanía y en que iba a poner la bandera española en lo alto del Peñón. Dastis ya ha reconocido que si Londres no quiere, pues eso.

Para Buck, las palabras de Dastis ‘van a agradar probablemente al Gobierno británico, dado que España se considera en el centro dentro de los miembros de la UE con los que May tiene que negociar un acuerdo’. El ministro español alaba personalmente a la primera ministra por su ‘útil’ discurso de hace días, cuando enumeró sus prioridades para las negociaciones del Brexit.

El comedimiento de Dastis es comparable con el de Theresa May, que va a pronunciar este jueves en Filadelfia otro discurso ante congresistas del Partido Republicano, previo a su reunión con Trump en Washington mañana viernes.

Comparable hasta cierto punto: el de halagar a la otra parte. En el caso de May incluso sería más bien adular a Trump, a quien convoca a ‘liderar de nuevo el mundo’. Se ve que se le ha subido un poco a la cabeza el Brexit, hasta el punto de que lo ve como una señal mesiánica junto a la elección del presidente norteamericano. Como si ella ya lo supiera hace tiempo, vamos…

Desde luego, algo ha debido de inyectarse, fumarse o esnifar la primera ministra. Según el avance de su discurso en Filadelfia, además de ese llamamiento a liderar el mundo, vuelve a emborracharse de la idea de ‘una Gran Bretaña global por instinto y por la Historia’. Y por eso, ‘en esta nueva era’, le sugiere a Trump recomponer aquella ‘relación especial’ entre EEUU y Reino Unido. Son palabras solemnes, henchidas de patriotismo o patrioterismo, según se mire.

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