Monitor del Seguro

Fundación Mapfre pre­senta ‘El mer­cado es­pañol de se­guros en 2015’

Vida: toca espabilar

El ramo de­bería crecer de media anual un 7,8% los pró­ximos 10 años

Edificio de Mapfre
Edificio de Mapfre

El se­guro de Vida creció a fi­nales de 2015 en primas un 1,8% hasta los 25.567 mi­llones de eu­ros. Este alza rompió la racha de­cre­ciente de los úl­timos años, una ten­dencia que se está con­so­li­dando en el ac­tual ejer­cicio con un avance de las primas del 4,75% en el primer se­mes­tre. Este ramo aportó 0,8 puntos por­cen­tuales al total del cre­ci­miento de la in­dus­tria, que fue del 2,2%.

El nivel de penetración (relación de las primas respecto al PIB) es del 2,4%, y la densidad (medida como el gasto per cápita en primas) en la última década ha crecido un 14%, pasando de 482 a 549,5 euros. Son datos del informe ‘El mercado español de seguros en 2015’ que acaba de publicar Fundación Mapfre. Parecen buenos, pero no lo son tanto. Queda mucho por hacer.

El estudio revela otras cifras que ponen de manifiesto que hay un problema, o varios. Una de los datos más interesantes es el de la Brecha de Protección del Seguro (BPS), que representa la diferencia entre la cobertura de seguros que es económicamente necesaria y beneficiosa para la sociedad y la cantidad de dicha cobertura efectivamente adquirida. Esa brecha para el conjunto del sector era en 2015 en España de 29.700 millones de euros, el 52,2% del tamaño real del mercado. Pues bien, de esos 29.700 millones, 28.600 corresponden al ramo de Vida, el 96,3% del total.

Más cifras. Según el estudio, entre 2005 y 2015 el mercado de seguros creció a un ritmo anual promedio del 1,3% (un 1,7% Vida y un 1% No Vida). Si se mantuviera esa misma tendencia en los próximos 10 años, la tasa de crecimiento resultaría insuficiente en 2,9 puntos porcentuales para cubrir la BPS de 2015. “Es decir, el mercado asegurador español requiere una tasa promedio de crecimiento del 4,2% a lo largo de los próximos 10 años para cerrar la BPS estimada”. Esto en general, si bajamos al detalle, vemos que de nuevo es en Vida donde está el problema.

El crecimiento observado en la última década sería insuficiente en 6,1 puntos porcentuales respecto a la necesaria para cerrar la brecha en la siguiente década. O lo que es lo mismo, para lograr cerrarla el ramo de Vida debería crecer a un ritmo promedio anual del 7,8%. Estos datos contrastan con los de No Vida: sería suficiente con la tasa de crecimiento observada en los últimos años para eliminar la BPS.

Por tanto, parece obvio que el seguro de Vida no está creciendo como debería. ¿Por qué? Este “insuficiente desempeño”, como lo denomina el informe, se debe a tres motivos principalmente.

En primer lugar, el contexto general de bajos tipos de interés. En segundo, el deficiente crecimiento de la renta personal disponible, que impide el avance del ahorro. Y por último, una razón menos obvia y que supone un reto para y desde el sector: “La insuficiente innovación en el desarrollo de nuestros productos de seguro de Vida que combinen la protección tradicional con elementos de ahorro e inversión, y que estimulen la utilización del seguro como un canal alternativo de canalización del ahorro personal y familiar”.

Más claro todavía. El sector, de momento, ha sido incapaz de atraer hacia el seguro el dinero que se ahorra a través de productos como depósitos bancarios, fondos de inversión o acciones. ¿Qué es lo que falla? Pues parece, entre otras cosas, que la industria necesita innovar. El director general del Servicio de Estudios de Mapfre, Manuel Aguilera, considera vital desarrollar nuevos productos para cumplir ese objetivo.

A su juicio, el sector cuenta a su favor con 2 características, su capacidad de inversión y las propias peculiaridades del seguro de Ahorro, instrumento que incorpora garantías como la de fallecimiento o la de incapacidad permanente que permiten que el objetivo de ahorrar (por ejemplo, para los estudios universitarios de un hijo) se cumpla incluso aunque ocurra algún desgraciado contratiempo. Usar para esto mismo instrumentos como los depósitos o los fondos de inversión es, según explica, “un mecanismo imperfecto” porque si ocurriera algo, como el fallecimiento del titular de la cuenta o fondo, el objetivo de ahorrar se frustra: la elección del producto “depende del objetivo para el que se ahorra, y ahí hay un espacio que el seguro tiene que llenar”.

El sector cuenta, además, con otros elementos dinamizadores que pueden animar el desarrollo del seguro de Vida. Por ejemplo, la introducción a partir de la reforma fiscal de 2014 de los Seguros Individuales de Ahorro Sistemático (Sialp o planes de ahorro 5), cuyos rendimientos están exentos de tributación, y que han tenido una gran acogida. Según los últimos datos de Icea recogidos por Unespa, a cierre del pasado junio gestionaban ya 1.534 millones de euros, con un avance interanual del 477,15%; y el número de asegurados crecía a un ritmo del 243,81% hasta sumar 402.794.

Otro motor de crecimiento podría ser la mayor conciencia de ahorro por parte de los ciudadanos, una concienciación que el sector está impulsando con ganas desde hace tiempo. A lograr esta misión contribuiría mucho que el Gobierno se decidiera a cumplir su compromiso y enviara de una vez la carta a los ciudadanos con información sobre la estimación de la pensión pública.

También puede ayudar al seguro de Vida la reciente implantación de la TAE del seguro, que dota de mayor transparencia al mercado. Además, no hay que olvidar el efecto positivo en la contratación de seguros de Vida Riesgo de la mayor actividad en el mercado inmobiliario; ni el favorable impacto que tendrá en la capacidad de ahorro de las familias la mejora económica.

Por último, un factor en contra que se puede volver a favor: el contexto de tipos de interés. Es cierto que los tipos bajos desalientan la contratación de productos aseguradores tradicionales, pero también lo es que la prolongación de este contexto está animando a los ahorradores a asumir más riesgos en busca de más atractivas rentabilidades. Un cambio de mentalidad que podría incrementar la contratación de productos como los unit linked en los que el sector tiene puestas tantas esperanzas, pese a que, de momento, no acaban de arrancar. En el primer semestre del año, las provisiones técnicas de estos productos descendían a un ritmo del 9,47% en tasa interanual y el número de asegurados del 4%. No obstante, también es cierto que a compañías concretas se les está dando muy bien su comercialización. Mapfre, por ejemplo, acaba de anunciar que su unit linked ‘Mutifondos Elección’, lanzado a finales del pasado año, ha logrado ya 100 millones de euros procedentes de 6.361 clientes.

Parece, por tanto, que aunque el punto de partida no es demasiado bueno, hay motivos para ser optimistas y confiar en un satisfactorio desarrollo del seguro de Vida; el ramo que mejor ‘habla’ de la madurez de un mercado de seguros.

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