MI PALCO SOBERANO

Rajoy puede unir a Cataluña y Euskadi

La fir­meza en el prin­cipio de la unidad de España acerca a ca­ta­lanes y vas­cos, desde fe­de­ra­listas hasta pro in­de­pen­den­tistas

Generalidad de Cataluña
Generalidad de Cataluña

La realidad vasca y ca­ta­lana siempre han te­nido puntos de vistas cer­ca­nos, aunque no ne­ce­sa­ria­mente coin­ci­den­tes. En Euskadi hubo te­rro­rismo na­cio­na­lista, a di­fe­ren­cia, por for­tuna, de Cataluña. En Euskadi los con­ser­va­dores (PNV), siempre es­tu­vieron con­for­ta­bles con la Hacienda pro­pia, mien­tras en Cataluña nunca se lo­gró. En Cataluña se mo­vi­lizó gran parte de la ciu­da­da­nía, de de­re­chas y de iz­quier­das, en pro de la in­de­pen­den­cia, mien­tras que en el País Vasco, siempre quedó re­le­gado a la iz­quierda.

Sin embargo, el duro discurso de investidura de Mariano Rajoy, presidente en funciones y candidato a la presidencia, en pro de la unidad de España y la soberanía nacional, puede acentuar el eje Barcelona-Bilbao, al ver cerradas todas las opciones hacia una reforma del Estado.

“Ni queremos ni nos conviene cambiarla, porque juntos estamos mejor, porque la unidad garantiza además la igualdad y la solidaridad entre españoles”, dijo Rajoy, en referencia a una eventual reforma constitucional.

“No es cierto que la autonomía de las regiones españolas implique una cuota de soberanía que permita a cada una de ellas decidir unilateralmente asuntos que afectan también al resto de los españoles”, añadió el aspirante a la presidencia del gobierno. “En esto no cabe ambigüedad. En términos políticos y constitucionales, el único pueblo soberano en España es el español”.

La firmeza de sus palabras, en la línea del Pacto de Unidad Nacional, que presentó Ciudadanos para dar apoyo a Mariano Rajoy, desató vivas críticas de Aitor Esteban, portavoz del PNV en el Congreso, declarándose “cabreado” y acusando al presidente en funciones de “pasarse de frenada”, al cerrar cualquier puerta de reformas ante el firme principio de mantener la unidad de España.

En realidad, la opinión del PNV, siempre dispuesto en el pasado a tirar un cable a la gobernabilidad de España, ya fuese con el PSOE, o con el PP – al igual que hizo CiU, en los tiempos de Jordi Pujol – fue la nota más discordante.

Porque, como era de esperar, también Joan Tardà, desde ERC, acusó al PP y Ciudadanos de “buscar un enemigo exterior” ante su incapacidad de resolver los problemas. Francesc Homs, de PDC (Partit Demòcrata Català), englobado en el Grupo Mixto, calificó el discurso de Rajoy como el de “un perdedor” al que “se le está escapando Catalunya”.

Si el tema de Cataluña volvió a ser eje del discurso de investidura, fruto del pacto PP-Ciudadanos, no es menos cierto que repercutió en una acercamiento entre el País Vasco, donde hay elecciones el 25 de septiembre, y Cataluña, donde se inicia un mes se septiembre de puro vértigo.

Mientras se preparan concentraciones ciudadanas masivas para la Diada del 11 de septiembre, donde continuará la presión popular de los pro independentistas, el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, tiene que afrontar una moción de confianza el 27 de septiembre, donde la CUP puede darle, o no, su apoyo.

Todo va ligado a que los presupuestos incluyan una partida para la celebración, en junio de 2017, de un referéndum sobre la independencia, según la CUP.

Y, entretanto, el gobierno catalán se enfrenta a la posible actuación penal, por parte de la Fiscalía, contra Carme Forcadell, presidenta del Parlament de Catalunya, por su actuación en la aprobación por parte de la cámara autonómica de las conclusiones de la Comisión de Estudios sobre la independencia.

Con la advertencia añadida de aplicar igual baremo penal si el gobierno catalán aprueba otras medidas en tal dirección, como podría ser la inclusión de una partida presupuestaria, para un referéndum pro independentista.

En conclusión, un mes de septiembre no apto para cardiacos, ni en Madrid, ni en Barcelona, ni en Bilbao.

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