A falta de una academia de la lengua inglesa, ni en EEUU ni en Gran Bretaña, y sin un diccionario oficial, la normalización del lenguaje sobre el origen étnico de la población, para que nadie se sienta menospreciado, se ha ido asentando en el habla popular desde hace tiempo. Pero faltaba corregir determinados apartados del cuerpo legal, y en ello están. El texto fue aprobado por 376 a favor y cero en contra en la Cámara, y en el Senado ni siquiera se votó: hubo consenso unánime.
Esta última oleada de poner en orden políticamente correcto lo que en la calle ya se ha asumido excepto en enfrentamientos viscerales, ha sido impulsada por Grace Meng, miembro del Congreso por el partido demócrata. Nació en Queens, Nueva York, y sus padres son chinos de China. Tras la promulgación de ‘su’ Ley, se ha mostrado muy contenta: ‘Muchos norteamericanos puede que no sean conscientes de que la palabra ‘oriental’ es despectiva; pero es un término insultante que había que borrar de los libros, y estoy enormemente satisfecha de que mi propuesta legislativa ahora ya es Ley en todo el país’.
Meng estará muy contenta, pero loa once millones de sin papeles en EEUU no las tienen todas consigo. Primero está el candidato matón Donald Trump, que ha prometido deportarlos a todos y levantar una muralla para que no entren más. Un plan que es uno de sus muchos talones de Aquiles de su campaña: hasta republicanos conservadores como él dicen que sería un terrible descalabro para la economía del país.
Pero si la bravuconada amenazadora de Trump sería imposible de llevar a cabo como tal, no hay que ir muy lejos para que los indocumentados sientan el peligro en sus propias carnes. En pleno año electoral, el Servicio de Inmigración ha diseñado un plan para deportar a todos los ilegales que pueda. Las palabras ilegal, indocumentado, sin papeles y alguna otra por el estilo son en la práctica sinónimos de hispanos. Son inmensa mayoría los mexicanos y centroamericanos que literalmente se cuelan a diario por unas fronteras que aunque muy vigiladas todavía son porosas.
El plan está funcionando a toda máquina. La media diaria de captura de ‘irregulares’ es de 1.271 personas. En abril se batió el récord en un mes, con 38.135. En lo que va de año fiscal, que comenzó en octubre, han sido detenidos un total de 223.900 personas. Un dato preocupante por las implicaciones familiares es la llegada de niños y jóvenes solos procedentes de El Salvador, Guatemala, Honduras y por supuesto, México. La mitad de los ilegales son mexicanos.
En total, la llegada de inmigrantes ilegales desde 2010 se acerca a los dos millones. Y se está acelerando, tal vez por miedo a que Trump llegue a la Casa Blanca y de verdad se ponga a construir La Muralla Mexicana. Mientras, Hillary Clinton no deja de azotar al promotor inmobiliario convertido en candidato con su verborrea de vendedor de pisos. Como este lunes: ‘Cuando habla de derogar la nacionalidad por derecho de nacimiento en el país, lo que está diciendo es que a niños nacidos aquí hay que echarlos del único país que conocen; y cuando llama violadores y asesinos a los inmigrantes, está hablando de vuestras familias’.
La aspirante del partido demócrata también usó el sarcasmo: ‘¿Qué clase de país sería este si dejamos que Donald Trump desgaje a nuestras familias? La economía de Trump es una receta para menos ingresos y más deudas; llevará a EEUU a la quiebra, como ha llevado a la quiebra a sus empresas; preguntaos: ¿cómo es posible que nadie pueda perder dinero gestionando un casino?’.