Además, cuenta con grades probabilidades de que sus resultados del pasado ejercicio, que se darán a conocer el próximo 16 de febrero, hayan superado las previsiones de los expertos, ya que en los últimos trimestres se ha advertido un creciente incremento de las aportaciones de las empresas participadas y, también hay que tener en cuenta que, en 2015, la demanda de gas en España registró un crecimiento interanual del 5%, que ha sido el mayor desde 2008. Por otra parte, hay expectación por conocer las previsiones para el periodo 2016-2020, que también se harán públicas ese día.
Sus ingresos son muy previsibles y permiten augurar que cumplirá sin problemas sus objetivos de dividendo, máxime a la vista del crecimiento que ha experimentado últimamente la demanda de gas. En la actualización de su plan estratégico 2015-2017, que anunció meses atrás, estipuló que con cargo al pasado ejercicio pagaría un dividendo por acción de 1,32 euros brutos, que en 2016 y en 2017 elevaría sucesivamente en un porcentaje del orden del 5%, con lo que con cargo a dichos ejercicios abonaría dividendos de 1,39 euros y 1,46 euros brutos, respectivamente. El grupo fracciona el pago del dividendo en dos pagos en enero y julio.
Y además, cuenta con un interesante margen de revalorización, puesto que ciertos sectores del mercado opinan que su cotización está retrasada y no refleja convenientemente el potencial de sus fundamentales. Cerró la primera sesión de febrero en 18,26 euros, con alza del 0,94% en la sesión y del 3,65% en el año. En la primera quincena de enero, los expertos de Deutsche Bank elevaron el precio objetivo desde 27 hasta 28 euros, coincidiendo con el nivel en el que el valor estableció años atrás su máximo histórico.