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Luis Garicano se viene arriba en la City: ‘Estamos en esto para ganar’ el 20-D

Y en Europa pone la an­tena a una Soraya ‘sucesora po­ten­cial’ que está ‘en todas par­tes’

Amazon.es: Luis Garicano: Libros
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Ni Mariano Rajoy, que en todo caso se gana una de sus co­llejas por su in­com­pa­re­cen­cia. Ni mucho menos Pedro Sánchez, que pa­rece eso, ve­nido a me­nos. Ni menos aún Pablo Iglesias, quien se ha dado a co­nocer bas­tante en en­tre­vistas pero cuyas re­cetas no atraen mucho en los des­pa­chos po­lí­ticos y fi­nan­cieros eu­ro­peos. Los dos per­so­najes es­pañoles del mo­mento a nivel in­ter­na­cional son Soraya Sáenz de Santamaría y Albert Rivera. La vi­ce­pre­si­denta, como su­ce­sora en po­ten­cia. El líder de Ciudadanos, como ár­bitro del pró­ximo Gobierno.

Con olfato de sabuesos mediáticos, los periódicos de referencia y medios digitales europeos husmean en el paisaje después del debate. Y a sólo once días del 20-D, ya tienen su quiniela. No se trata tanto de dar su veredicto sobre quién ganó, sino de señalar la tendencia, de prever el futuro inmediato. Titula Guy Hedgecoe en The Irish Times, por ejemplo: ‘La vicepresidenta de España brilla por su presencia’. Una presencia abrumadora, arrolladora: ‘Está en todas partes’, añade.

Hedgecoe analiza cómo es que en cuestión de pocos días, Soraya haya podido pasar a ser considerada seriamente en muchos sectores españoles como ‘sucesora potencial’ de Rajoy. Al explicar la llamada ‘Operación Menina’, como bautizó Pablo Iglesias la sustitución de Rajoy por Soraya en el debate, el periódico insiste en que para más de uno la vicepresidenta puede ser una especie de ‘presidenta en la reserva’.

Rivera, por su parte, podría haber jugado un papel involuntario en este nuevo paisaje. Al subir tanto Ciudadanos en las encuestas, y al afirmar el líder del partido emergente que no va a entrar en ningún Gobierno si no gana las elecciones, en Europa se interpreta que veta a Rajoy para la investidura. Otra cosa sería otra persona.

Pese a esos nervios traicioneros que por momentos hacían sufrir a los espectadores del debate por si tuviera el baile de San Vito, Albert Rivera es la gran esperanza blanca de los mercados para que la política económica española no se desmande, no descarrile y siga su recuperación. Otra cosa sería con Pedro Sánchez, que ha prometido derogar las reformas de Rajoy, que en el fondo son el mínimo que exige Bruselas a un país que estuvo al borde del abismo. Lo mismo respecto a Pablo Iglesias.

El surgimiento de Ciudadanos, efectivamente, despierta interés en el mundo financiero, como cuando hace pocos días lo entrevistó The New York Times. Hasta hace poco confiaban en que el PP salvara los muebles. Ante las estimaciones de voto que anuncian un PP bastante capitidisminuido, ahora prefieren fiarse de que el próximo Gobierno pueda estar respaldado por Ciudadanos.

Es la línea conductora de una crónica del corresponsal de Financial Times en Madrid, Tobias Buck. Se titula: ‘Unos reformistas centristas listos para dar la campanada en las elecciones en España’. Buck desgrana la situación en un país que está pasando ‘un año de profunda agitación’. Y entrevista a…, Luis Garicano. Tal vez sea más apropiado para FT el gurú económico de Ciudadanos que el número uno. Pero resulta que el profesor de la London School of Economics sale con una frase rotunda sin ningún contenido económico: ‘Estamos en esto para ganar’.

Luego sí pasa al terreno de la economía. Para el FT, es sorprendente el ascenso de Ciudadanos en los sondeos al defender un modelo liberal ‘en un país con poca tradición liberal y cuando los liberales están retrocediendo en todas partes’. Lo reconoce el propio Garicano: ‘A la gente no le gusta lo que defienden los liberales, como la competencia, los mercados, la inmigración, las fronteras abiertas y Europa; la gente quiere protección, se sienten inseguros’.

¿Entonces? Es que ha llegado el momento de la verdad: Está claro que la gente en España está harta y ven que no es posible una regeneración con los viejos partidos’, añade Garicano. Más críticas: ‘Los partidos políticos se han comportado más o menos como ejércitos de ocupación, han ocupado todo, desde el Tribunal Constitucional a las enfermeras en el hospital local y a las cadenas públicas de TV’.

Y en esa tesitura, ‘hay que dejar de criticar y pasar a hablar de cómo hay que hacer las cosas, y tratar de cambiarlas’. Y los electores han visto que los de Ciudadanos ‘son diferentes, porque son serios y no nos mienten pintándolo todo de color rosa’. El ‘cambio sensato’ que propone Ciudadanos podría llegar por medio de pactos con otros, pero el objetivo es ir por todas, y así lo ratifica Garicano: ‘Si ganamos, esperamos formar Gobierno; y si no ganamos, presionaremos con toda nuestra fuerza por pactos en los sectores que más nos preocupan’.

Ya se sabe cuáles son esos sectores: desencorsetar el mercado laboral con el contrato único, reformar el sistema educativo como base esencial y la regeneración de las instituciones. Para cambiar España hace falta la victoria el 20-D, no quedar segundo ni tercero: ‘Si vamos a tener alguna esperanza de poder poner en marcha nuestro programa, debemos gestionarlo’. Si no, ‘no vamos a entrar en un Gobierno en el que no mandemos’.

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