Por primera vez en mucho tiempo los militantes, los que están en las sedes provinciales, los que llegadas las elecciones hacen el trabajo más oscuro pero probablemente el más eficaz durante las campañas, han tenido contacto directo con los dirigentes y los miembros del Gobierno, a los que sentían muy alejados.
También ha ayudado a levantar su ánimo los resultados optimistas que les han transmitido de las encuestas electorales que manejaría el Partido Popular o lo que es lo mismo, los sondeos que maneja el gurú del partido, Pedro Arriola.
Se trata de los datos que trasladó a la cúpula del PP cuando se reunieron un sábado a principios de año en Toledo. Según las fuentes populares, la cifra que maneja Pedro Arriola situaría la proyección de voto de la formación conservadora muy cerca del 30 por ciento. Es lo que ha llevado a sus líderes a hablar de posibilidad de victoria si el partido se moviliza.
El mensaje a lanzar desde Madrid era claro, los populares tienen todavía la posibilidad de conseguir victoria, pese a Podemos. Pero también saben que el mensaje tiene que venir acompañado con decisiones que no vuelvan a afectar los ingresos de los ciudadanos. Recuperación, bajar los impuestos, creación de empleo y el anuncio de alguna medida de carácter social serán las palabras que más se van a repetir a partir de ahora.
Volviendo a la convención del fin de semana, hay que recordar que hubo algún incidente menor más. Por ejemplo el haber programado la intervención de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, a las cinco de la tarde, coincidiendo con el partido de Fútbol del Real Madrid en Córdoba.
Para compensar, quizás le estaba presionando en el subconsciente, el ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, cuando la presentó, lo hizo como presidenta del Gobierno. Luego tuvo que rectificar mostrándose más “rajoyo” que “sorayo”.
En las filas del PP se siguen preguntando por qué los asesores se empeñaron en convencer al presidente para que viajara a Atenas cuando ya se conocía que la media de los sondeos de más de una decena de institutos de opinión pública daba como claro ganador al líder de la confederación de partidos radicales de Izquierda, Alexis Tsipras. La fotografía con el perdedor no ayuda nada a Rajoy ni consigue contrarrestar el ‘efecto Podemos’.
Además estos mismos analistas apuntan a un segundo gran error. No haber logrado que el ex presidente del Gobierno y presidente de honor del Partido Popular, José María Aznar, pronunciara un discurso de apertura de su convención menos desabrido en la formas.
Queda tiempo de cara al inicio de la campaña para tratar de mejorar las relaciones con el expresidente del Gobierno. Aznar mantiene un ascendiente muy importante en parte de los militantes populares. Lo que peor resiste el electorado es la división de su propio partido.