El banco suizo cuenta con una presencia del 11,6% en Merlin Properties, con un valor de mercado cercano a los 125 millones, y del 5,2% en Axia, valorado en 16 millones, una Socimi con un referente accionarial claro, el fondo Perry Partners International, que controla el 29% de las acciones. También es reseñable la presencia de fondos con intereses en otras grandes empresas cotizadas, entre los que cabe citar a y Taube Hodson y Marketfield Asset Management.
Merlin Properties, que llegó hace quince días a la bolsa de Madrid en la mayor salida al mercado español desde julio de 2011 y la mayor del sector inmobiliario de Europa en los últimos doce meses, acaba de cerrar, nada más salir al mercado, la compra de Tree Inversiones Inmobiliarias por una cantidad de 739,5 millones de euros. Una adquisición que se enmarca dentro del compromiso irrevocable que Merlin firmó con los accionistas de esta sociedad.
Tree Inversiones, propiedad de Deutsche Bank, Banca March, Ares Management y Europa Capital, cuenta en la actualidad con una cartera de activos inmobiliarios que abarca 880 locales de sucursales bancarias y 5 edificios situados por toda España y arrendados en su totalidad al BBVA y cuyo contrato expira en 2039 en el caso de la sucursales y en 2029 para los edificios. La compra de esta cartera constituye "el punto de partida" de "una serie de inversiones" que, según avanza la Socimi, realizará en los próximos meses.
En su salida a bolsa, Merlin ha captado 400 millones de euros entre inversores españoles (la mitad institucionales). Esta cantidad supone el 30% de los 1.250 millones de euros de la oferta pública de venta (OPV), ampliables a 80 más. De la inversión española, la mitad proviene de inversores individuales y family offices y la otra mitad, de inversores institucionales. Por su parte, la socimi Axia Real Estate salió al parqué valorada en 360 millones de euros. Axia planea invertir cerca del 70% de su valor bruto total en oficinas principalmente de Madrid y Barcelona, y el resto en centros comerciales y, en menor medida, en locales comerciales.
Desde que Entrecampos salió a cotizar al Mercado Alternativo Bursátil (MAB)el 28 de noviembre de 2013, el parqué español ha vivido una fiebre por las Sociedades Anónimas Cotizadas de Inversión Inmobiliaria, las conocidas como Socimis. En poco más de siete meses, otras cinco (Promorent, Lar España, Merlin Properties, Mercal Inmuebles y Axia) han salido a cotizar. El caldo de cultivo de las Socimi es su arrebatador atractivo fiscal y la mejora del entorno para la inversión patrimonialista. Los expertos coinciden en señalar que hay segmentos del mercado inmobiliario que ya presentan atractivo porque el ciclo ha cambiado de tendencia en el negocio de patrimonio en renta, motivado por la fuerte caída de la rentabilidad exigida a los activos financieros, como es el caso del bono español a 10 años. Mejoran las perspectivas para los activos de calidad ya construidos. Otra cosa son las expectativas de la promoción de nuevas viviendas, oficinas o equipamientos. El sector cementero español sigue sin levantar cabeza en la mitad de este ejercicio.
Su opción de supervivencia es la exportación para paliar, en parte, la durísima caída experimentada por el mercado doméstico, que se ha reducido en un 81% desde 2007. De hecho, en la primera mitad del año, las ventas en el exterior se han igualado prácticamente a la demanda interior.
En concreto, en el primer semestre de 2014 las exportaciones han crecido por encima del 35%, alcanzando los 4.973.473 de toneladas mientras que el consumo de cemento en España acumula una caída en el periodo del 3%, lo que sitúa el consumo total hasta junio en 5.197.269 toneladas, 173.978 menos que en el mismo período del pasado año.
“Nuestra competitividad en mercados exteriores es hoy por hoy un elemento crítico si queremos mantener la actual capacidad instalada y los empleos que ello conlleva”, explica el director general de Oficemen, Aniceto Zaragoza. “Y si queremos mantener la competitividad de nuestra industria y potenciar así su capacidad exportadora, tenemos que insistir, una vez más, en que el elemento determinante es disponer de un precio competitivo y estable de la energía eléctrica”, añade.
El sector cementero español, aunque eficiente es intensivo en cuanto a consumo energético. La energía eléctrica supone el 33% de los costes variables y el 18% de los costes totales de producción en el sector, lo que supone, cuando el precio es superior al de los países competidores del entorno, un duro golpe para la exportación, “clave para la supervivencia de nuestro sector”, reitera Zaragoza.