EL DESCALABRO NACIONAL

Europa convulsa

El po­pu­lismo y el an­ti­eu­ro­peísmo avanzan a mar­chas for­zadas por el con­ti­nente

Marine Le pen
Marine Le pen

A la vista de los re­sul­tados elec­to­rales eu­ro­peos, todo pa­rece in­dicar que la Unión Europea anda con­vulsa, al­bo­ro­tada. A pesar de ello, la abs­ten­ción no ha sido tan nu­me­rosa como va­ti­ci­naban no al­gunos ciu­da­danos y bas­tantes en­cues­tas. Pero de las urnas ha sa­lido "un te­rre­mo­to", en pa­la­bras del primer mi­nistro fran­cés. En Francia ha ga­nado la ex­trema de­recha de Le Pen con el 26% de los vo­tos. Se veía ve­nir, desde luego. Pero es que, como tam­bién se pre­veía, en Grecia se han lle­vado el gato al agua los Syriza, for­ma­ción de iz­quierda ra­di­cal. En Dinamarca ha ga­nado una for­ma­ción xe­nó­foba. En el Reino Unido triunfó el po­pu­lismo eu­ró­fobo de UKIP. Los po­pu­lismos avanzan es­pec­ta­cu­lar­mente tam­bién en Finlandia, Grecia, Italia, Hungría y Alemania.

La izquierda radical tendrá 45 eurodiputados. A pesar de todo, no se ha puesto en peligro la mayoría europeísta, pero con importantes disensiones, lo cual hace que en el Parlamento Europeo esté presente un buen número de enemigos de la Unión. Se prepara una legislatura tormentosa. 

Es casi seguro que el conservador Jean-Claude Juncker sea el presidente de la Cámara. Pero los socialdemócratas advierten de que intentarán conseguir una alianza de izquierdas. Es decir, no será sencillo gobernar ni son fáciles de prever los resultados. La derecha tendrá que hacer equilibrios políticos a los que no está acostumbrada.

En cuanto a España, el PP y el PSOE, por primera vez, no alcanzan juntos el 50% del voto. El bipartidismo ha pegado un bajón muy notable. Hay que esperar ahora a ver qué pasa en las elecciones generales si los resultados se parecen a los de las europeas.

De todas formas, tanto populares como socialistas han realizado una campaña de intensidad deficiente. Han hablado poco sobre Europa y mucho sobre sí mismos. Han estado tirándose los trastos apoyados en una frase desafortunada de Arias Cañete que convirtió la campaña en una trifulca cateta alejada de la Unión Europea. Lo más reseñable es el ascenso de partidos minoritarios que podrían desequilibrar el Parlamento. Falta hacía, del mismo modo que hacía falta que el Atlético de Madrid desequilibrara la aburrida y reiterativa Liga española a lo largo de una década.

Por lo demás, la situación aquí sigue siendo temeraria, a pesar de los evidentes avances económicos pregonados por el Gobierno. España cae al séptimo país de la eurozona con la luz más cara. Y está entre los países europeos con más prejuicios antisemitas. Uno de cada cinco parados lleva más de tres años sin trabajar.

El ladrillo sigue siendo el gran problema de la banca española, que anda enfrascada en arduo problema de recuperar la reputación. Anticorrupción se opone al embargo de 25.000 millones de euros a Rato. 

España cae de la lista de los 10 países europeos con más médicos por habitante. Mientras tanto, los estudiantes de Medicina alertan de la emigración masiva de los profesionales de la sanidad.

No todo son malas noticias: la agencia de calificación crediticia Standar & Poor's ha subido hasta el 1,6% su perspectiva de crecimiento del PIB entre 2014 y 2016, 4 puntos por encima de su anterior previsión. "Los riesgos para los ratings de España permanecerán equilibrados durante los próximos años", dice el informe. Pero también dice Estándar & Poor's que "habrá un aumento de la deuda pública por encima del PIB. Será un apalancamiento total de la economía superior al 300% del PIB, solo superado por Irlanda y Portugal".  Una de cal y otra de arena. Así estarán las cosas.

En definitiva, a dónde va Europa.

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