Los bancos nacionalizados y controlados por el FROB (Bankia, NCG Banco, Catalunya Caixa y BMN) y aquellos con ayudas públicas (los englobados en el conocido como grupo dos de las pruebas realizadas en 2012 por Oliver Wyman) se habían comprometido a unos exigentes planes de saneamiento, de ajuste de dimensiones y de limitación de determinadas actividades a cambio de las inyecciones de capital recibidas. Incluso, muy por encima de los elevados cálculos realizados por sus responsables, como ocurría con el forzado cierre de oficinas impuesto al grupo que preside José Ignacio Goirigolzarri, superior al que su equipo detectó a su llegada a la entidad.
Con el paso del tiempo, las condiciones impuestas parecen que podrían ser contraproducentes para la salida de la recesión de la economía española y el Fondo Monetario Internacional (FMI) se atreve a recetar cierta "flexibilidad" para los planes de estas entidades, tal y como indica en las conclusiones de su informe sobre la banca española tras su reciente visita con los otros dos miembros de la ‘troika'.
La limitación que se imponía tanto en el saldo de créditos como en algunas ámbitos de negocio (bien por tipología o por presencia geográfica) casi condenaba a estas entidades a centrarse en los objetivos de recapitalización y saneamientos que se habían fijado tras los exámenes a los que se sometieron durante el pasado ejercicio.
Todo parecía indicar que serían los bancos sanos los que lograrían canalizar el crédito necesario para empresas y particulares, con el consiguiente crecimiento de cuota de mercado para ellos y la pérdida de clientes por las entidades nacionalizadas o con ayudas públicas. En el propio sector se hablaba del "fly to quality" (o búsqueda de la calidad) que se ha podido detectar en la captación de ahorradores, temerosos de aquellos bancos en los que se habían detectado dificultades o en los que habían sufrido diversos problemas, como la comercialización masiva de preferentes.
EL FMI alerta ahora, sin embargo, que uno de los principales problemas del sistema financiero español es la falta de flujo de crédito. En este sentido, el organismo internacional detecta que las entidades sanas (las que se englobaban en el grupo cero o sin necesidades adicionales de capital) no han mostrado la capacidad esperada para poder ser las canalizadoras de los préstamos que puedan necesitar empresas y particulares, lo que dificultará la salida de la recesión económica.
Recetas conocidas
El resto de las conclusiones del FMI sobre la banca española son comunes con las expresadas por los miembros europeos de la ‘troika', como que el sector es ahora "más fuerte y seguro" que antes de la recapitalización de las entidades y la profunda limpieza de los activos tóxicos acumulados en sus balances.
Eso sí, para los riesgos que aún planean sobre los bancos españoles las recetas del Fondo Monetario Internacional ya resultan familiares. La limitación del pago del dividendo en efectivo para no mermar sus niveles de capital y las mayores provisiones necesarias para despejar las dudas sobre los préstamos refinanciados ya han sido anunciadas por el propio Gobierno y el Banco de España en los últimos meses.
Incluso, la dinamización del crédito mediante las entidades nacionalizadas ya se barajó por el Ministerio de Economía con el proyecto de aglutinar bajo un mismo holding a Bankia, NCG Banco y Catalunya Caixa. Sin embargo, este pretendido grupo bancario público chocaba con los planes de Bruselas y recogidos en el memorando de entendimiento (MoU, por sus siglas en inglés).
Tal vez por ello, en las últimas semanas se han reactivado todos los procesos para las subastas de NCG Banco y de Catalunta Caixa. Bankia, por su tamaño sistémico, siempre ha estado al margen de una potencial adjudicación y se ha fiado su viabilidad a sus propios planes estratégicos de negocio.