Esta es -a falta de confirmación oficial- la nueva posición de Bruselas, que ha dado marcha atrás a la vista de la rebelión de las grandes entidades financieras y de los mayores inversores mundiales, que creen que la medida solo sirve para encarecer los costes en el mercado de deuda pública y para poner en peligro la buena salud del negocio del 'brokerage' en Europa. Esta marcha atrás de la CE en un palo en toda regla para los países que como España necesitan ingresos a toda costa.
En febrero, la CE presentó una propuesta con unos objetivos de recaudación entre los 30.000 y los 35.000 millones de euros en los once países que se han puesto de acuerdo para sacar adelante la Tasa Tobin. En esa misma propuesta, la Comisión proyecta una recaudación de 4.600 millones solo para todas las transacciones en acciones en los 11 países con una tasa del 0,1%.
Por lo tanto, si ahora el impuesto se redujera a un testimonial 0,01% sólo para las operaciones bursátiles -el resto quedaría en modo espera-, la recaudación sería de apenas 460 millones de los que por su peso en el PIB España apenas recibiría 67. Sólo las dos primeras economías de la Eurozona, Alemania y Francia, conseguirían más de 100 millones de euros anuales.
Un mar de incógnitas
A la espera de que Bruselas se pronuncie oficialmente, todo lo rodea a la Tasa Tobin está lleno de incógnitas. Una de las grandes dudas es que medidas tomará la CE europea para evitar que sean los inversores finales quienes asumen el coste del impuesto. De momento, las autoridades comunitarias no han dicho esta boca es mía.
Tampoco hay acuerdo entre la CE y los once países que aplicarán la Tasa sobre el reparto de los ingresos, por lo que la posibilidad de que el impuesto pueda aplicarse a partir de enero de 2014 es cada vez más remota. En un documento enviado a la Comisión Europa el pasado mes de abril, los 11 países involucrados dieron un gran paso atrás, asegurando que la aplicación de la tasa podría encarecer los costes financieros en el mercado de deuda pública y provocar serios problemas de gestión de riesgos.
El paso atrás de Bruselas ha sido acogido con euforia por los grandes inversores internacionales, que están poniendo toda la carne en el asador a través de sus ‘lobbies' para que la Tasa Tobin acabe en el cajón. Bruselas ha diseñado la tasa de tal forma que ningún inversor internacional que opere sobre acciones europeas de los once países involucrados pueda evitar el pago, independientemente del área geográfica donde se realice la operación, lo que ha provocado la indignación del sector.