GEOPOLÍTICA

Nicolás Maduro estrena Gobierno en Venezuela

Apunta tí­midas re­formas y modos au­to­ri­ta­rios

Nicolas Maduro
Nicolas Maduro

Nicolás Maduro, pre­si­dente de Venezuela, se ha es­tre­nado esta se­mana com su primer ga­bi­nete, que re­sulta ser más "técnico" y algo menos ideo­lo­gi­zado que los que solía nom­brar su an­te­cesor en el cargo, Hugo Chávez. Maduro y los prin­ci­pales por­ta­voces del poder cha­vista no han aban­do­nado aún el tono ame­na­zante y ofen­sivo que adop­taron como res­puesta al cues­tio­na­miento de los re­sul­tados elec­to­rales por parte del can­di­dato de la opo­si­ción, Henrique Capriles, y su con­si­guiente pe­ti­ción de que la Comisión Electoral Nacional re­con­tase los vo­tos.

A principios de semana Maduro evocó la posibilidad de que "estos fascistas" (Capriles y su equipo electoral) fueran "capaces y... estar pensando eliminarme físicamente. No es ninguna exageración, no es ningún extremismo", avisó el presidente.

El cambio en la composición del gabinete más favorablemente acogido por las fuerzas económicas nacionales y del exterior ha sido el del ministro de Finanzas, Nelson Merentes. Quizás no tanto por él mismo, sino por la salida de su anterior titular, Jorge Giordani, totalmente alineado con las líneas más socialistas del programa de Chávez y creador de un enrevesado sistema de control de divisas que ha contribuido a dos devaluaciones seguidas, a la escasez de moneda extranjera, y a un control de cambios que ha dejado a la industria y al comercio sin las divisas necesarias para comprar los productos de abastecimiento más básicos.

La reducción del circulante en el mercado paralelo fue drástica cuando Giordani creó, hace seis meses, la Comisión Administrativa de Divisas, Cadivi. Si en el primer trimestre de 2012 ese mercado tuvo un volumen de $2.500 millones, en el mismo periodo del 2013 fue sólo de $638 millones.

Tan pronto como se supo que salía Giordani mejoró la cotización del "bono soberano 2022", que pasó de 114,50 puntos a 118,73. JP Morgan y Barclays han expresado esperanzas de que el nombramiento de Merentes anuncie un tratamiento menos ideologizado de los cambios, cuya manipulación Chávez consentía para que sus programas sociales quedasen protegidos contra las incidencias del mercado de divisas flotante.

La política monetaria, talón de Aquiles del sistema

Cualquier alivio por la salida de Giordani fue neutralizado dos días después por el nombramiento de Edmée Betancourt como presidenta del Banco Central de Venezuela. Hasta ahora ministra de Comercio, Betancourt era parte necesaria en la implementación de los controles de cambio de Giordani. Siguiendo el patrón del nuevo presidente, la gobernadora amenazó en su toma de posesión al mercado cambiario paralelo: "El gobierno está articulado totalmente para darle mucho más fuerte y con mucha más inclemencia, y si quieren cosas más fuertes, más fuertes las van a tener".

Con unas reservas que no llegan a los $26.000 millones (la mitad de las del Perú), el tesoro venezolano se enfrenta a una coyuntura muy adversa: los precios del petróleo, la principal vía de ingresos del país, están a la baja. La cotización del oro, que constituye el 73% del valor de las reservas, está sujeta a la fuerte presión que sobre él ejerce siempre la demanda china, hoy a la baja. El 15 de abril su cotización cayó nada menos que un 9%.

Sube, sin embargo, el costo de los productos de consumo. El economista Luis Vicente León explica a Últimas Noticias que en cuatro meses el precio de los huevos ha subido 83%, el de jamón de pavo 68%, el jamón de pierna 51% y la harina de trigo 21%.

Mientras la política económica puede registrar alguna mejoría relativamente pronto, sobre todo si se flexibilizan los controles burocráticos sobre las divisas, la economía no podrá recuperarse sino a través de un drástico cambio de rumbo que ponga el ahorro, la reducción de programas sociales, la inversión nacional y extranjera, y la renovación tecnológica en el centro de las preocupaciones del gobierno. No parece, sin embargo, que se vayan a cambiar los métodos autoritarios de gestión de los sectores económicos.

El martes de esta semana el gobierno militarizó el servicio eléctrico nacional, y puso muchas de sus instalaciones bajo control de los soldados durante 90 días. Las llamadas Fuerzas Armadas Bolivarianas no sólo se encargarán de proteger las instalaciones, sino que, de acuerdo con el decreto correspondiente, intervendrán en las operaciones del sistema eléctrico. El decreto da a la compañía nacionalizada Corpoelec autorización para contratar suministros de material y prestación de servicios, tanto a empresas nacionales como extranjeras.

Por el tono de las críticas al estado del sistema eléctrico por parte del nuevo ministro del ramo, Jesse Chacón, se deduce que el régimen chavista fue absolutamente negligente, si no directamente responsable, con el deterioro del sistema. Chacón denunció, en su toma de posesión, "un déficit gigantesco entre costos e ingresos", así como a los "grandes consumidores y grandes centro comerciales que tienen contratos leoninos con Corpoelec, hechos por funcionarios que hacen negocios con ellos". El sistema no puede funcionar, añadió, "si la gente no paga lo que está consumiendo".

Corpoelec es el resultado de la fusión de catorce compañías eléctricas, con la intención de constituir una gran corporación para la producción y distribución de energía, y también para la producción de material y equipos para la industria eléctrica. Sin embargo, las empresas, de hecho no se han fusionado ni reestructurado, sino que yacen unas junto a otras bajo un paraguas burocrático común.

Siguen las advertencias a la oposición

Pero con la militarización, el ministro no sólo trata de hacer frente a la desastrosa calidad del servicio eléctrico. También envía una advertencia a individuos y grupos sindicales que supuestamente estarían dispuestos a cometer actos de sabotaje, o boicots. Los furibundos ataques de Maduro a Capriles parecen indicar la voluntad de sembrar la alarma pública contra las pretensiones del candidato declarado "perdedor" a que se recuenten los resultados. Hay denuncias sobre una persecución deliberada contra Capriles; una de ellas se refiere a la advertencia del gobierno a los pilotos y compañías aéreas del departamento de Zulia de que no deben dejarse contratar por Capriles y sus seguidores (El Universal, 24 de abril).

El clima político-social está lo suficientemente cargado como para que el arzobispo de Caracas, cardenal Jorge Urosa hiciese el último miércoles una llamada a parar de inmediato la persecución de funcionarios simpatizantes de la oposición. El país está "sumamente polarizado", advirtió, y en esas condiciones "no se puede pensar en un diálogo con el país". Urosa denunció que en organismos del gobierno "estén persiguiendo a los venezolanos que allí trabajan simplemente porque hay una sospecha de que hayan votado por opción distinta a la del gobierno". El cardenal recordó la muestra de "preocupación" expresada recientemente por el papa Francisco sobre la situación en Venezuela.

Así pues, el estilo de gobernar, una vez pasada la brutal campaña electoral, sigue siendo autoritario y agresivo, y el nuevo ejecutivo sólo ofrece señales débiles de que se dispone a revisar algunos de los métodos de gobierno que, bajo el chavismo, estaban llevando Venezuela al desastre.

 

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