El Fondo Monetario ha alertado en los últimos días que la ralentización de la economía china y los problemas internos en EEUU, unidos a un posible incremento de los tipos de interés antes de lo esperado en ese último país suponen riesgos adicionales para la economía de Latinoamérica. "El efecto de una normalización de los tipos interés en EEUU que se produjese de modo más rápido de lo esperado sería fuente de preocupación, ya que al responder a los cambios del tipo de interés se perdería autonomía en política monetaria en la región, al rebajar su capacidad de respuesta para hacer frente a condiciones económicas domésticas", ha señalado el ente multilateral, que advierte también del efecto de la retirada por parte de la Fed de los estímulos monetarios.
La entidad ha alertado, asimismo, de la caída en el crecimiento chino, advertencia que se produce en un momento en el que el propio presidente chino, Xi Jinping, ha dejado claro que existen pocas expectativas de que el gigante oriental se esfuerce en el inmediato por recuperar la senda de una fuerte expansión y el apetito importador, al señalar que "es necesario sacrificar un crecimiento más rápido de la economía para poner en marcha reformas estructurales que garanticen la estabilidad y el desarrollo sostenible".
Según los últimos datos anunciados por Cepal, Latinoamérica creció el 2,5% en el primer semestre de 2013, un resultado modesto, que se ve acompañado de desaceleración en la creación de empleo, pero que ofrece los primeros síntomas de que la región comienza a capear el debilitamiento del año pasado y de que en la economía global se detectan los primeros indicios de que el deterioro comienza a detenerse.
Sin embargo, y pese a que se percibe un repunte general en el segundo trimestre, la situación es muy diversa. Mientras que en países como Chile, Perú, México y Dominicana, el crecimiento medio de los primeros seis meses ha sido inferior al de 2012, los exportadores de productos agropecuarios como Brasil, Argentina o Uruguay han logrado un mayor ritmo de crecimiento. La mejoría de la primera mitad del año, más notable en el segundo trimestre, vino motivada por el crecimiento de la inversión, apoyada por el sector de la construcción, y la recuperación parcial de las exportaciones de bienes y servicios. Mientras, la economía de dos países vitales para la región, EEUU, y China, ofrecía noticias menos halagüeñas: en el segundo trimestre, la china creció el 7,5%, dos décimas menos, y la de EEUU se estabilizó en el 2,5%.
Prudencia económica
Menos optimista se acaba de mostrar el FMI, que ha rebajado las perspectivas de crecimiento mundial para 2013 y 2014 debido a la ralentización del crecimiento observada en varios países emergentes y a las dudas sobre el impacto de la retirada de estímulos en EEUU, donde la institución confía en que se logre un acuerdo para reabrir en breve el Gobierno federal y para elevar el techo de deuda. El FMI, que mantiene la expectativa de un crecimiento en Brasil del 2,5% para este año y reduce en siete décimas el pronóstico del país para 2014, al 2,5%, señala que el PIB mundial crecerá un 2,9% este año y un 3,6% en 2014, lo que representa un recorte de dos décimas sobre los pronósticos del pasado mes de julio.
Y, algo que no queda más remedio que observar con atención en Latinoamérica, por su impacto en la región, la institución ha recortado una décima sus pronósticos de crecimiento para 2013 y 2014 en EEUU, al 1,6% y al 2,6% y ha reducido los pronósticos de China al 7,6% este año y al 7,3% en 2014, frente a las tasas del 7,8% y 7,7% previstas en julio pasado. Además, el Banco Mundial, menos optimista augura un avance de la economía china del 7,5% este año y advierte de que en 2014 persistirán los riesgos para el crecimiento relacionados con la reestructuración de su economía, incluyendo una ralentización de la inversión más acusada de lo previsto, lo que podría tener un efecto adverso sobre Latinoamérica, especialmente para los proveedores de materias primas al país.
"La economía mundial ha comenzado una transición. Las economías avanzadas se fortalecen, aunque gradualmente, y al mismo tiempo el crecimiento de las emergentes se desacelera", señala el FMI en sus nuevas Perspectivas económicas mundiales. En el documento, el Fondo insiste en que la retirada de estímulos monetarios en EEUU por parte de la Reserva Federal y el menor ritmo de crecimiento de China son los dos acontecimientos recientes que podrían influir en el devenir de la economía mundial y especialmente en la de Latinoamérica, muy dependiente de ambos gigantes. Además, alerta de que un cierre prolongado del Gobierno federal norteamericano resultaría "muy perjudicial" para EEUU y advierte de que el fracaso de las negociaciones para elevar el techo de deuda se traduciría en un impago selectivo de EEUU que "podría dañar seriamente la economía mundial".
Oportunidad desperdiciada
Ya este verano, un grupo de analistas consultados por la agencia Reuters señalaba que el crecimiento latinoamericano corre riesgo de verse reducido por las inquietudes y dudas sobre el desempeño de EEUU y China y destacaban que la región no han sabido aprovechar el auge de los precios de la materias primas en la última década. Para estos expertos, Latinoamérica crecerá en 2013 menos de lo pronosticado, si bien la mayor parte de las economías de la región permanecerá cómodamente lejos de una recesión. "No hablamos de una crisis, sino de menor crecimiento", indicaba Cristiano Souza, economista de Santander Brasil. México crecería un 2,9% este año, por debajo del 3,5% previsto en el sondeo de abril, mientras que Brasil, lo haría un 2,3%, por debajo del 3,1% estimado en abril.
Para este panel de expertos (procedentes de más de 70 bancos y consultoras de la región), la desaceleración de China también recortará las fuertes tasas de crecimiento latinoamericanas de los últimos años. China es el principal comprador de varios recursos naturales de la región, como el cobre chileno, la soja argentina y el mineral de hierro brasileño. Y con las autoridades chinas centradas en reformas de largo plazo en vez de medidas inmediatas para fortalecer la economía, las preocupaciones del mercado sobre la capacidad del país para mantener su ritmo acelerado de crecimiento ha hecho caer un 11% los precios de las commodities en 10 meses. "El auge de los precios de las materias primas de la última década probablemente entrará a la historia como una oportunidad desperdiciada para las economías de Latinoamérica", según indicaba Michael Henderson, economista de Capital Economics.
Campo de batalla
En este contexto, además, Latinoamérica se ha convertido en un campo de batalla económica y de influencia política entre los dos países a cuyo desempeño está más vinculada su expansión. Por ahora, y pese a una pérdida de influencia que inquieta en Washington, EEUU continúa manteniendo su peso y relación privilegiada en la región, pero China comienza a ganar terreno y minar su liderazgo. De hecho, buena parte de la actual pujanza latinoamericana se ha debido a la creciente presencia comercial e inversora de Pekín en una zona hasta hace poco considerada coto de Washington.
Aunque EEUU sigue siendo el principal socio comercial e inversor en el área, y alberga más de la mitad del total de las transacciones mundiales de la región (si bien con un crecimiento más débil), la fuerza económica de China ha tenido un profundo impacto en los países de la región. China es ya el segundo socio comercial de Latinoamérica, el principal de países como Brasil, Chile y Perú y el segundo destino de las exportaciones de Argentina, Costa Rica, Venezuela y Cuba. China es ya, además, el primer prestamista en Latinoamérica y se prevé que para 2015 se constituya en el segundo inversor en la región (hoy su presencia alcanza el 14% del total). Según datos chinos, para el gigante oriental Latinoamérica es ya el segundo mayor destino inversor tras Asia, una preferencia que ha crecido de forma meteórica en los últimos años: si 2000 Pekín invirtió 10.000 millones de dólares en la región, en 2009 eran 100.000 millones y dos años después, en 2011, superaba los 245.000 millones. Ha sido, además una inversión clave para que la región evitara el impacto de la recesión económica suscitado por la crisis económica mundial de 2009/09.
En comercio, y aunque Washington ha firmado acuerdos de libre comercio con más de un tercio de las naciones del hemisferio y anualmente intercambia más de 800.000 millones de dólares en bienes y servicios con Latinoamérica, triplicando el comercio de la región con China, la pujanza de Pekín, que también ha rubricado importantes TLC con la zona, se deja también sentir. Mientras que se percibe una tendencia a la baja de la importancia comercial de EEUU (hace 12 años, el 55% de las importaciones de Latam procedía de Estados Unidos y ahora se ha reducido a un tercio), la presencia de China en el área crece. El comercio de China con la región aumentó de 15.000 millones en 2000 a alrededor de 200.000 millones el año pasado y los líderes chinos predicen que para el año 2017 la cifra alcance 400.000 millones. El 40% de las exportaciones mundiales de la agricultura latinoamericana van al gigante asiático, ávido de asegurarse acceso a los alimentos y la energía que necesita su economía.
Percepción más positiva
De momento, además, China parece ganar la batalla de la opinión pública, ya que su influencia se percibe en la región de forma más positiva que la de EEUU, algo que ha hecho saltar las alarmas en Washington. Sólo las denuncias y alertas de Washington sobre las prácticas comerciales de China, las malas condiciones de su mercado laboral y la falta de garantías hacia los derechos humanos evitan por ahora que esta influencia oriental sobre las sociedades latinoamericanas sea aún mayor.
Según el último Barómetro de las Américas, que toma como base una encuesta, realizada a más de 6.100 personas en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, El Salvador, México y Venezuela, aunque EEUU es generalmente considerado como país con más impacto que China, la influencia de China es vista de manera más positiva en la mayoría de los países. El sondeo muestra que el 68,2% de los ciudadanos de Latinoamérica considera que la influencia del gigante asiático en la zona es positiva, mientras que sólo el 62,2% opina lo mismo de la de EEUU. Uno de cada cinco consultados cree, además, que China ya es el país más influyente, por delante de Japón, India y EEUU. Y sólo la prevención sobe los métodos chinos explica que Brasil, Chile, Argentina o México, países que tienen a Pekín como uno de sus principales socios económicos, tengan una visión más negativa de su influencia. Por ello, y a pesar del éxito del modelo económico chino, el 27,5% de los consultados prefiere el sistema estadounidense, frente al 16,3% que se decanta por el chino. Brasil y México, además, comienzan a ver en China más que a un socio a un peligroso rival económico entre los emergentes.
En Venezuela, que ha recibido millonarias inversiones y financiamientos chinos, el 57% de los encuestados ve positiva la influencia de Pekín, y la cifra sube a 71% si se consulta sobre la influencia en la economía. En cambio, el peso general de Washington en el país es bien visto por el 29%, y por el 46% en asuntos económicos. Bolivia (31%), Argentina (27%) y Chile (36%) son más los que ven de buena manera el rol de China, mientras que Estados Unidos encuentra respaldo en México (33%), El Salvador (51%) y Brasil (46%), aunque por muy poco margen por encima del aprecio por los asiáticos.
La práctica habitual de Pekín de llevar a cabo construcción a gran escala en las ciudades de la región, tender redes de carreteras y vías férreas y acometer proyectos sin viabilidad ni rentabilidad, pero importantes para los gobiernos locales (como la decisión de construir un canal en Nicaragua que debe duplicar el canal de Panamá) hace a Pekín ganar apoyos en el área.
Intento fallido
En el intento de no dejarse comer terreno en lo que antaño consideraba su patio trasero y, especialmente en su decisión de mejorar las complicadas relaciones con Brasil o Argentina, Washington se ha topado recientemente con obstáculos no contemplados en el guión. Así, la estrategia cuidadosamente diseñada este año por el presidente Obama para acercarse a Brasil y a Latinoamérica y retomar el diálogo con un país clave de Mercosur y un interlocutor privilegiado con los países más críticos con EEUU como Venezuela saltaba por los aires por las revelaciones filtradas a la prensa por el ex analista de Inteligencia Edward Snowden, que descubrieron una gigantesca red de espionaje telefónico y electrónico norteamericano en Brasil y otros países. En el caso de Brasil, este espionaje llegó hasta uno de los celulares usados por la propia presidenta Dilma Rousseff y las comunicaciones de Petrobras.
Obama había enviado a inicios de 2013 a su vicepresidente, Joe Biden, a Brasil para invitar a Rousseff a realizar una visita de Estado a Washington, que quedó agendada para el 23 de octubre. Pero tras las revelaciones de Snowden, esta gira ha quedado congelada y la ola de críticas y de indignación ha paralizado el acercamiento de EEUU a la región en beneficio de China y ha quebrado importantes operaciones comerciales e inversoras.
Por el contrario, China ha logrado afianzar su influencia este año con la gira de su presidente Xi Jinping por Trinidad y Tobago, Costa Rica y México a finales de mayo, en la que ha logrado mitigar las incipientes críticas a su país en la región por el déficit a favor de Pekín en la balanza comercial y las presuntas irregularidades de los préstamos que concede, por los que China se asegura de que recibirá parte de los mismos en materias primas, petróleo normalmente.
Así las cosas, los analistas creen que Washington debe incrementar sus esfuerzos por hallar un terreno común con Latinoamérica, como el comercio o la cooperación energética si quiere recomponer sus relaciones políticas, particularmente deterioradas en la última década. Para los expertos, aunque países como Chile, Perú, Colombia y México tienen una relación muy fuerte y un diálogo excelente con EEUU, el gran reto es ganarse a Brasil y a su círculo de influencia.
Guardar las formas
Con todo, EEUU y China tratan de mantener las formas. Este mismo año, en un encuentro en la Casa Blanca los presidentes Obama y Xi Jinping anunciaban un nuevo modelo de cooperación. Tras un encuentro que reveló que tanto Pekín como Washington tienen las miras puestas en objetivos similares como Latinoamérica, EEUU decía dar la bienvenida a la inversión China en el Hemisferio Occidental y considerar que el gigante oriental "no es una preocupación ni una amenaza" para la primera potencia mundial.
Pero aunque EEUU, que vigila que esa influencia no traspase las fronteras de la política y por ahora parece aceptar la expansión comercial china, entre bambalinas las cosas son diferentes. Si bien es cierto que desde 2006, ambos países mantienen un diálogo periódico y que también se encuentran en foros como la Apec, no es secreto que Washington promueve con mucha fuerza en los últimos años una Alianza Transpacífica (TPP, Trans-Pacific Partnership), que por ahora excluye a China, y cuyo objetivo no declarado es reunir a todos los países situados a orillas del Pacifico, tanto del lado asiático como del lado latinoamericano, en un sola zona de libre comercio e inversiones. Para muchos analistas, en EEUU, que ha actuado en el patio trasero de China en los últimos años, hay preocupación por la actuación china en su zona tradicional de influencia y, más allá de declaraciones oficiales, existe una sorda pugna por el liderazgo en Latinoamérica. Pese a las declaraciones de la Administración de Washington, se está lejos de un bienvenido, mister Chang.