Si la morosidad fuera disciplina olímpica, a buen seguro que la de junio le hubiera valido algún metal más a la delegación Española en Londres. Alcanzó el 9,5%, superando el máximo histórico del 9,12% que hubo en febrero de 1994, con una tasa de variación interanual cercana al 32,6%. Según el estudio, antes de final de año se disparará de nuevo, llegando a un estratosférico 12% de ratio y una tasa de variación interanual por encima del 51,5%.
Esto coincide además con la reducción del crédito que conceden las entidades financieras, que ya cayó un 6,4% en junio, dejando la cifra bordeando (por abajo) los 1,7 billones de euros.
El pronóstico de gesif y Axesor prolonga en el tiempo esta línea bajista, llegando a la conclusión de que el crédito podría reducirse hasta un 7,5% al término del año.
Como siempre, llueve sobre mojado. Las previsiones no hacen sino pintar un escenario aún más adverso que el ya existente, en el que la falta de crédito impide la recuperación de las familias y, sobre todo, de las empresas. Según el Foro Económico Mundial, España ocupa actualmente el puesto 122 en el ránking de países con mejor acceso al crédito. Un dato sonrojante que retrata a un país que le corta las manos a quien quiere trabajar. Si, según Gesif y Axesor, el embudo va a estrecharse aún más, sólo podrán montar un negocio los premiados por el ‘Gordo' navideño, con lo que ¿exactamente qué nivel de actividad económica tendrá España? La respuesta es inencontrable en la retranca de Rajoy o la charlatanería técnica de De Guindos.
Efecto dominó
Y como toda causa tiene su efecto (mejor parafrasear a Aristóteles que a Coco Chanel) el estudio también preconiza que en los próximos meses habrá nuevos descensos tanto en el número como en el importe de las hipotecas constituidas. La siguiente pieza en caer merced a este ruinoso efecto dominó es, obviamente, el mercado inmobiliario: la compraventa de vivienda total podría caer hasta un 13,6 %, en tanto que los precios seguirán reduciéndose a tasas ligeramente superiores.
El informe termina su cadena de previsiones con el inevitable alza de los concursos de acreedores, alrededor de un 45% más.