La debilidad de las cifras contratadas de renta variable y derivados pareció acentuarse en el curso del último trimestre del ejercicio por el impacto de la prohibición de los cortos. No obstante, en el pasado mes de febrero, tras el levantamiento de esta prohibición a partir del día 15, la contratación aumentó sensiblemente en la sesión del día 16, día en el que creció un 38% sobre la media diaria de febrero, aunque este efecto se diluyó en días sucesivos. Y el efectivo negociado en febrero se contrajo notablemente, tanto en renta variable, como en derivados y en renta fija. No obstante, BME espera recuperar las cifras de contratación previas a la prohibición. Y los expertos, aunque no son tan optimistas, creen que lo lógico es que al menos recupere un porcentaje.
En cualquier caso, durante los dos primeros meses de 2012, la contratación ha sumado 115.627 millones, lo que representa un 30% menos que en 2011, en línea con las caídas experimentadas en la mayoría de los mercados de la región. Concretamente, el volumen negociado en febrero fue de 45.630 millones de euros, con un retroceso interanual del 31%.
Algunos administradores patrimoniales opinan que los gestores del holding han demostrado poca imaginación y en lugar de intentar paliar la caída de ingresos potenciando negocios alternativos han optado por lo más fácil: recortar gastos de gestión y cobrar más servicios. Por ejemplo, ahora los inversores que desean conocer los pesos de los valores que integran los índices Ibex al cierre de cada sesión tienen que pagar esta información, a pesar de que el Ibex 35 es el indicador de referencia del mercado español. Ciertos expertos opinan que los gestores de BME han sido poco oportunos al elegir el momento para adoptar esta decisión, ya que con ella realmente han dificultado el trabajo y encarecido la toma de decisiones, ignorando que abundan las ofertas para invertir en otros mercados. Sin embargo, intentan transmitir el mensaje de que no pasa nada manteniendo el dividendo en un importe idéntico al del año anterior. Un sector de expertos critica esta propuesta que llevará el consejo a la junta general, pues opina que tal vez habría sido mejor para la evolución futura del grupo haber optado por suprimir el dividendo extraordinario para destinar su importe a financiar negocios alternativos, pues temen que la caída de la actividad puede prolongarse más de lo previsto.
Recuperación de volúmenes
No obstante, otros especialistas opinan que ha sido satisfactorio comprobar que BME concluyó el ejercicio de 2011 con una caja neta de 301 millones. Y consideran una buena noticia que con resultados similares se mantenga la retribución al accionista -por tercer año consecutivo- en 1,972 euros brutos (1,60 en concepto de dividendo ordinario y 0,372 de extraordinario), lo que supone un pay-out del 87% y, a la vista de la cotización actual, una rentabilidad por dividendo del 10%.
Están convencidos de que los volúmenes contratados se van a recuperar, en meses venideros impulsados por Wall Street que ya advierte los primeros síntomas de reactivación de la economía estadounidense, algo que estiman puede reflejarse en el mercado español a lo largo del segundo trimestre. Las acciones de BME operaban a media mañana de ayer en torno a los 19,5 euros y el grueso de los expertos estiman su precio objetivo entre los 22,5 y los 25 euros. Unos objetivos que lógicamente habría que revisar al alza en el caso de que, por fin, prospere un movimiento corporativo, una hipótesis que gana probabilidades a medida que transcurre el tiempo.