Se trata de una emisión sindicada en la que los seis bancos colocadores han realizado la operación son Barclays, BBVA, Deutsche Bank, Goldman Sachs, Santander y Société Générale. Economía explicaba que la rentabilidad anual es equivalente a 300 puntos básicos respecto al mid-swap, el índice de referencia para este tipo de colocaciones. Es verdad que está por debajo del diferencial obtenido en el mercado secundario, pero este debe servir cada vez menos de referencia. Según los expertos del mercado se trata de un mercado en el que cada vez entran más fondos de alto riesgo y especuladores.
Los actores que han participado en la colocación de ayer precisaban que habían recibido algo más de 160 órdenes de compra por valor de 7.800 millones con una clientela muy diversificada.
Llama la atención que frente a la demanda realizada fundamentalmente por residentes en las últimas colocaciones ordinarias, en este caso el 80 % ha sido realizada por no residentes.
El Reino Unido ha solicitado el 25 %, entidades de la euro zona, el 15 %, el resto de Europa, el 6 %. De otras partes del mundo ha llegado el 33%. En esta ocasión de España solo procedía el 20%
El Ministerio, cuyo responsable parece más que dispuesto a ofrecer el máximo de información, añadía que el 39 % de la emisión ha correspondido a bancos; otro 27% a bancos centrales e instituciones oficiales; 20% a gestoras de fondos; el 7 % a otros inversores y solo el 6% a fondos de alto riesgo. Como se ve las operadores tienen una configuración muy distinta a la de quienes operan en el mercado secundario.
Bien es cierto que desde alguno de los principales operadores españoles del mercado secundario, con cifras muy elevadas de la deuda española, advertían que tras la entrada del Banco Central Europeo para operar en este mercado, aunque lo haga a través de agentes, la configuración de los compradores ha evolucionado muy vivamente.
Añadía el mencionado operador que pese al recorte conseguido por los emisores en la colocación los precios pagados siguen siendo muy elevados y suponen un lastre de cara a la reducción del déficit. Cuanto menos se rebaje la rent6abilidad, más recursos tiene que destinar el Ejecutivo de los Presupuestos Generales del Estado para este capítulo.