EL MONITOR

Los usua­rios suelen des­co­nocer los se­guros vin­cu­lados a las mismas

Consumo bancario: como optimizar su ‘dinero de plástico'

Las tar­jetas de cré­dito y dé­bito mal uti­li­zadas pueden su­poner un sinfín de gastos ab­surdo

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Si, ha­ciendo cuen­tas, ha lle­gado a la con­clu­sión de que gasta más de lo que in­gresa, evite pre­ci­pi­tarse. No tome de­ci­siones drás­ticas antes de exa­minar con lupa el casco de su barco fi­nan­ciero fa­mi­liar. Si lo hace, verá que el di­nero se es­capa por las vías de agua más in­sos­pe­cha­das. Una de ellas es el precio que pa­gamos por pa­gar, valga la re­dun­dan­cia. Las tar­jetas de cré­dito y dé­bito son una ben­di­ción. Estamos de acuerdo. Nos per­miten abonar nues­tras com­pras de una ma­nera rá­pida y se­gura, fa­ci­li­tán­donos mucho la vida dia­ria. Pero si no an­damos con cui­dado, nos pueden salir muy ca­ras.

No sería usted un bicho raro si da cobijo en su cartera a una auténtica colección de tarjetas de todas las clases y modelos. Algunas de ellas de gran utilidad, pero la presencia de otras es casi testimonial porque apenas se utilizan. Con frecuencia no se cae en la cuenta de la cantidad de dinero que supone poseer ‘dinero de plástico' y no utilizarlo.

Anulando las tarjetas inútiles, es posible reducir bastante los gastos de una familia, un ejercicio fundamental dada la coyuntura que nos ha tocado vivir. Decidir con cuáles quedarse y cuáles desechar depende enteramente del perfil del consumidor, su profesión, necesidades de liquidez, exigencias familiares y laborales, etc.

Lo primero es mostrarse impermeable a las cansinas ofertas de su entidad. Continuamente le ofrecerán nuevas tarjetas, acompañadas de una sonrisa amable y promesas de múltiples ventajas. No hará falta decirle que lo único que pretenden es lucrarse a su costa a través de comisiones (los españoles son los europeos que más pagan por los servicios bancarios, sólo después de los italianos)

Identifique las tarjetas que no usa habitualmente y no le compensa tener en su billetera. Deshágase de éstas y, sobre todo, de las duplicadas, que el banco le habrá colado para sacarle los cuartos, ya que no tiene ningún sentido tener dos tarjetas exactamente iguales.

Si necesita una tarjeta de crédito y débito, ponga especial atención a las condiciones de contratación, plazos, modalidad de pago, cuotas y, sobre todo, comisiones. No firme nada de lo que se vaya a arrepentir después. Contraté sólo aquel producto que encaje como un guante en el molde de sus necesidades. Por supuesto, no permita bajo ningún concepto que le convenzan para vincularse a una tarjeta de alta gama. Ese tipo de productos le pueden salir a cuenta a Flavio Briatore, pero son una ruina para un consumidor promedio con una economía familiar.

Seguros inseguros

Es muy habitual que los usuarios no conozcan el seguro que está asociado a su tarjeta. En España, las entidades bancarias incumplen sistemáticamente su obligación de informar al usuario, lo que se refleja en un desconocimiento por parte de éste de los productos que ha contratado y sus condiciones.

Al adquirir una tarjeta de crédito en un banco, lo más normal es que el consumidor, sin saberlo, se vincule a un seguro. Son seguros colectivos cuyos tomadores suelen ser los sistemas de tarjetas -4b, Servired, Euro6000-, que actúan como administradores de los plásticos de los operadores habituales (Visa y Mastercard).

Son muchas las contingencias que suelen cubrir este tipo de productos, aunque depende de cada entidad financiera. Las más importantes son las relacionadas con accidentes, tanto los que suceden durante un viaje adquirido con la tarjeta, como otros siniestros de los que el titular fuera el perjudicado. Es decir, muchas tarjetas incluyen seguros de vida que, en ocasiones, se ve ampliado con un seguro de protección familiar.

Por otra parte, al ser las tarjetas uno de los productos bancarios con los que más posibilidades hay de ser víctimas de un fraude, la mayoría de las entidades incluyen seguros que cubren el hurto o la pérdida, a través de los cuales se anulan los cargos que se realicen en la cuenta del titular sin su permiso, aunque con un límite temporal de aviso.

En general, se trata de seguros sin coste, pero no está de más cerciorarse de que no nos pulirán el salario. Exija conocer las condiciones y si supondrán algún cargo para usted, y si no le convence, negocie. Que las bandas magnéticas no sean una fuente de disgustos.

 

 

 

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