Los inversores miran más a la persona que su proyecto

Los di­rec­tivos de grandes em­presas mun­diales alertan de la falta de miras de sus com­pañías

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Uno de los enigmas de la eco­nomía en la ac­tua­lidad es por qué las em­presas no in­vierten más. Y eso que ten­drían ra­zones su­fi­cientes para ha­cerlo ya que con los tipos de in­terés a ni­veles muy ba­jos, las te­so­re­rías llenas y las gangas que surgen por la mala si­tua­ción eco­nó­mica, lo normal sería que mu­chas em­presas es­tu­vieran apro­ve­chando el mo­mento para in­ver­tir. Los pro­pios di­rec­tivos creen que se está des­apro­ve­chando esta opor­tu­ni­dad. Una re­ciente en­cuesta de McKinsey Global des­vela que una ma­yoría de di­rec­tivos cree que las em­presas se están por­tando de forma ta­caña, sobre todo con los gastos que se rea­lizan di­rec­ta­mente contra la cuenta de re­sul­tados y que no se ca­pi­ta­lizan a largo plazo.

De hecho casi un tercio de los encuestados creen que sus compañías están invirtiendo por debajo de sus posibilidades y necesidades en desarrollo de producto. La mitad de ellos creen que hay carencia de inversión en las aéreas de ventas y marketing, así como en la financiación de nuevos productos y  mercados en Internet. Las razones fundamentales que alegan las empresas para no implicarse se fundamentan en la incertidumbre en los mercados, la volatilidad y el temor a la vuelta a la recesión. 

Dejar pasar estas oportunidades, no solo supone una pérdida individual para las compañías, si no que afecta directamente a la economía global y a los esfuerzos para crear empleo. Esta predisposición provoca que las empresas sean cada vez más conservadoras, según el estudio elaborado por McKinsey.

Los ejecutivos que piensan que sus empresas están infra invirtiendo, también han observado una serie de sesgos en sus empresas a la hora de tomar decisiones sobre nuevas inversiones.

Estos ejecutivos revelan un importante grado de aversión a las pérdidas. Es decir que el peso de las pérdidas potenciales es más significativo para ellos que las posibles ganancias.

Casi dos tercios de ellos informaron que sus empresas generaron ingresos anuales por encima de 1.000 millones de dólares, y los resultados son coherentes entre los roles corporativos, las industrias y la situación geográfica de las entidades.

Más de cuatro quintas partes de los encuestados informaron que sus organizaciones se ven influidas por una serie de prejuicios. Uno de los prejuicios habituales que afectan a las decisiones de inversión es que quienes apoyan una propuesta atienden más a las experiencias pasadas de quienes hacen o apoyan una propuesta que a la innovación.

El otro prejuicio y quizás el más relevante es que los directivos valoran más sus decisiones de inversión por la persona que lo justifica que por los méritos de las propuesta en sí misma.

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