Según el gobernador del Banco de España, en su intervención inaugural en la conferencia homenaje al profesor y exgobernador, en 1999 el visionario Luis Ángel Rojo alertó de que el crecimiento del crédito que seguía avanzando "a tasas muy elevadas" e incrementaba la presión de la demanda sobre el producto tendencial" tenía efectos muy "preocupantes". Y ya entonces se preguntaba cómo corregir esos "efectos preocupantes". Desde luego, otro gallo hubiera cantado si la UEM hubiera tomado medidas en aquel momento.
Bien es verdad que Ordóñez inmediatamente ha vuelto a sus ‘mantras' habituales. En los años de bonanza no se avanzó lo suficiente en las reformas estructurales que, en su opinión, son las que distorsionan el funcionamiento de los mercados de trabajo y de productos en muchos países. Ha recordado que se suponía que la disciplina de los mercados financieros iba a ayudar a corregir los desequilibrios, pero no fue suficiente. Además la brecha en la competitividad entre los distintos países es cada vez más amplia.
Como grave error en la primera década desde la entrada en la moneda única, el gobernador del Banco de España, ha destacado la infravaloración generalizada del riesgo y la laxitud de las autoridades reguladoras que se fiaron de la autorregulación de los propios mercados y los intermediarios financieros. Todo ello sumado a que los mercados financieros no ejercieron una disciplina efectiva sobre las economías que se excedieron en el endeudamiento, y cuyos prestatarios se beneficiaron de primas de riesgo similares a las que disfrutaban los de otras economías con crecimientos de deuda más sostenibles hicieron que la crisis fuera aún más profunda.
Con todo, ni la falta de reacción de las políticas económicas, ni la laxitud de la regulación, ni la inoperancia de los mecanismos de ajuste automáticos, bastan para explicar la virulencia que ha adquirido la crisis, ni mucho menos la dimensión sistémica alcanzada en los meses recientes, en los que se ha producido la extensión de los problemas a países del euro que cuentan con sólidos fundamentos económicos.
Pero en cuanto a asumir alguna responsabilidad como primer encargado de la supervisión de las cajas y bancos que son ‘lo peor de lo peor', como él mismo ha dicho de alguna de ellas, nada de nada. Se lo tienen prohibido sus abogados.