La transformación del sistema financiero español no va a retroceder ni para tomar impulso: los bancos y cajas más grandes devoran sin contemplaciones a las empresas en estado de debilidad o que no han sido gestionadas adecuadamente (¿Es que hay alguna a la que la crisis no haya destapado las vergüenzas de su Gobierno?) con el dinero público, esa lotería que siempre toca, ejerciendo de red para los trapecistas de la función.
Y es que, dejando aparte el hecho de que Unnim sigue existiendo sólo gracias al dinero del Estado, los interesados en su adquisición cuentan con la garantía del Esquema de Protección de Activos (EPA) para amortiguar pérdidas futuras. El potencial comprador de la entidad se beneficiará de esta figura, que se nutrirá de los recursos del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD). El ciudadano paga su parte para financiar la evolución bancaria ‘definitiva', cuyo único resultado será unas entidades monstruosas y con un enorme poder de influencia.
El Banco de España prevé tomar una decisión sobre la adjudicataria los primeros días de marzo. Santander, BBVA, Popular e Ibercaja han presentado una oferta de compra vinculante por Unnim, mientras que Bankia y el fondo de inversión JC Flowers se han descolgado de la puja.
Bankia, después de estudiar en profundidad las cuentas de Unnim, ha llegado a la conclusión de que prefiere buscar otras opciones que encajen mejor con su estrategia de negocio. Su presidente, Rodrigo Rato, ya anunció durante la presentación de los resultados de la entidad que busca ‘oportunidades, no problemas', por lo que, aunque se trataba de una buena opción de futuro, la complejidad y los riesgos de la operación han terminado por desanimar al ex ministro de economía. Más previsible ha sido la retirada del fondo JC Flowers, que finalmente tampoco se ha animado a llegar hasta la recta final del proceso, puesto que sus opciones eran "mínimas".
Bankia allana así el camino a los que se han convertido en actores fundamentales de la obra. Entre las favoritas para hacerse con el control de Unnim destaca el Banco Popular, que ve en Unnim una oportunidad para incrementar su tamaño frente al Sabadell, que le ha ganado terreno con la adjudicación de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) pese a que la entidad que preside Ángel Ron ha integrado al Banco Pastor. Ibercaja, que ya mantuvo intensas conversaciones con Unnim antes de su intervención por parte del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), sigue con los ojos puestos en la entidad y entre sus ventajas figuran compartir la misma filosofía del modelo de cajas de ahorros y de obra social.
La historia de Unnim podría citarse como referente de los dislates financieros cometidos en España durante los años de la burbuja. Tras ese acrónimo se esconde el kilométrico nombre comercial de Caixa d'Estalvis Unió de Caixes de Manlleu, Sabadell i Terrassa (Caja de Ahorros Unión de Cajas de Manlleu, Sabadell y Tarrasa), fruto de la fusión entre Caixa Manlleu, Caixa Sabadell y Caixa Terrassa.
El pedigrí que sugiere su nombre y concepción no la salvó de una gestión bochornosa: Debido a la perniciosa influencia de su cartera crediticia y ¡sorpresa! Inmobiliaria, a finales del pasado año presentaba un agujero de 107 millones de euros, por lo que tuvo que ser nacionalizada por el Estado en septiembre al precio simbólico de un euro. Poco después recibió una inyección de 568 millones de euros por parte del FROB, que controla el 100 por cien del capital.
Hoy no es más que una pieza de caza que se disputan los lobos del mercado, que no tendrían mayor interés en el asunto si la montería no la costeara la sociedad en su conjunto. Los ciudadanos pagaron por el salvamento de una entidad en problemas, ahora también pagan por su adopción. Pero de la fluidez del crédito, nada se sabe.