Entre otros está el caso del recientemente designado presidente de las Loterías del Estado. José Miguel Martínez Martínez está tomando tierra, pero, conocido como el cuñadísimo, no parece que haya logrado hacer grandes amigos en la entidad. Señalan que ya habrían tenido que intervenir desde las más altas esferas del partido y del Gobierno para moderar el ánimo exterminador de Martínez.
Con este transfondo, las declaraciones del ex presidente de IberCaja y de la patronal de las cajas de ahorros, Manuel Pizarro, no han podido por menos que interpretarse como una ayuda a la difícil tarea que tiene que llevar a cabo Luis de Guindos para sanear el sector financiero. Pizarro pedía este jueves que no se siguiera empleando dinero público a los banqueros que lo hubieran hecho mal. Con ello se debería conseguir evitar la competencia desleal a la espera de que la crisis sirva para limpiar el mercado.
Son otras declaraciones en el mismo sentido que las conclusiones del informe elaborado por el Banco Central Europeo para que el Gobierno de Rajoy no permita que se fusionen entidades débiles porque podrían limitar los beneficios generales de la reforma.
Manuel Pizarro, que ha recuperado la interlocución habitual con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y de quien se habla como uno de los candidatos con curriculum para pasar a ser gobernador del Banco de España, abogaba por incrementar la regulación de los sistemas bancario y financiero. Se expresaba así en la conferencia con la que ha clausurado el tercer congreso de la European Financial Planning Association (EFPA) celebrado en Valencia.
Con el lenguaje directo que siempre le ha caracterizado, Pizarro expresaba que si en la crisis seguimos dando dinero público al que lo ha hecho mal, el que lo ha hecho mal seguirá haciéndolo mal con dinero público, le hará competencia desleal al que sin ayuda pública sigue trabajando y haciendo las cosas bien.
Respecto del modelo de banca que debe imperar en el futuro, Pizarro se inclina por pedir a los banqueros que separen los productos propios de los ajenos, en todo caso ofrecer los servicios no como una oferta activa, sino solo si lo piden sus clientes.
En contra de la tendencia habitual en el sector, de que está sobre regulado, Pizarro entiende que no se puede decir que esta crisis era imprevisible, después de que banqueros comenzaran a perderle el respeto a su oficio autorizando operaciones que no están reflejadas en los balances de sus entidades. Algunos veían en estas palabras un espaldarazo a posiciones diferentes a las que se mantienen desde el grupo Bankia, presidido por Rodrigo Rato, en torno al contenido de la reforma financiera defendida por De Guindos.