La morosidad del conjunto de la banca cerró 2011 en el 7,61%, frente al 7,5% de noviembre, lo que supone el nivel más alto desde finales de 1994, cuando llegó a sobrepasar el 8%. El saldo total de créditos dudosos asciende a 135.749 millones de euros, mientras que el crédito conedido se reduce en diciembre sobre noviembre en un 0,11%, hasta los 1,782 billones de euros.
Las entidades de crédito (bancos, cajas y cooperativas de crédito) ven cómo su morosidad repunta en diciembre hasta el 7,66% y contabilizan 131.493 millones de euros en créditos dudosos.
Por su parte, los establecimientos financieros de crédito (EFC) logran disminuir su ratio de morosidad hasta el 8,39%, después de varios meses en el que se había mantenido estable en el 9%. La disminución de la mora en este tipo de préstamos, destinados básicamente al consumo, puede deberse a que los créditos concedidos han crecido hasta un saldo total de 43.064 millones de euros.
Las dos grandes reformas del Gobierno de Rajoy están a punto de entrar en un cruce de caminos en el que, si una autoridad no lo impide lo tendrá que hacer una de las tan famosas glorietas circulantes, puede provocarse una grave colisión entre las tan famosas medidas. Si por un lado, con la reforma financiera, el ministerio de Economía de Luis de Guindos, de gira reciente por la City de Londres, pretende el saneamiento de los balances de la banca española, la reforma de su compañera de gabinete en el Ministerio de Empleo, Fátima Báñez, incide en un marco laboral de lo más inseguro para millones de hipotecados o deudores de créditos con sus entidades financieras.
Incluso algunos de los mayores expertos del sector financiero, como el consejero delegado del Santander, Alfredo Sáenz, ha tenido que reconocer a lo largo de pasado ejercicio su error en el cálculo de hasta dónde podría llegar la morosidad de su grupo, en términos consolidados, cuando auguró que no sobrepasaría el 5% en España. Al cierre del pasado ejercicio, el Grupo Santander ya tenía que soportar una morosidad del 5,49%, influida por la caída del crédito, pero que en la red Santander se elevaba hasta el 8,47%, en este caso por culpa del elevado repunte en los créditos a promotores inmobiliarios.
Oscuros presagios
La inmensa mayoría de los banqueros españolas han reconocido que la morosidad, lejos de haber tocado techo como se esperaba, continuará con su escalada a lo largo de este año y evitan cuantificar dónde podría estar el techo. El consejero delegado de Bankia, Francisco Verdú, se ha atrevido a predecir que a finales de 2012 se podría alcanzar la cima de la ratio de mora. Sin embargo, su presidente, Rodrigo Rato, explicaba en días anteriores que la evolución de esta variable está "muy relacionada con el desempleo" y recordaba cómo en crisis anteriores se llegó hasta el 9%.
Bankia cerró el pasado ejercicio con una morosidad del 7,45%, un poco por debajo de la media que el conjunto del sector financiero alcazaba en el mes de noviembre (7,51%). Bien es cierto que Caja Madrid, la entidad principal que conforma Bankia, fue de las primeras en sufrir con mayor intensidad el incremento de los morosos en los primeros compases de la crisis, pero los aumentos posteriores han sido menos acentuados que el de algunos competidores, sobre todo de los bancos.
Rodrigo Rato ya impuso en el tercer trimestre del pasado ejercicio que la prevención de la morosidad era una de las principales prioridades. Para ello, Bankia ha formado un equipo cercano al millar de personas para que se pueda gestionar de manera anticipada la entrada en morosidad de sus clientes.
Una medida muy similar es la que ha adoptado el presidente de Banco Popular, Ángel Ron. Esta entidad también se vio muy afectada al iniciarse la crisis por la morosidad, en su caso por su alta exposición al sector inmobiliario y la quiebra de importantes compañías, como Metrovacesa y Colonial, que impacto de llenó en su línea de flotación. El Popular ha logrado cerrar 2011 con una morosidad del 5,99%, lo que sitúa su ratio 152 puntos básicos por debajo de la media del sector financiero.
Banco Sabadell afronta el nuevo ejercicio y la reforma laboral en marcha con cierta tranquilidad respecto a la morosidad, a pesar de que su ratio era del 5,95% al cierre del 2011. Su consejero delegado, Jaime Guardiola, se ha comprometido a que esta variable se mantenga en torno al 6% durante este año e, incluso, vaticinaba que para el resto del sector financiero el ritmo de crecimiento será algo inferior. Eso sí, su previsión era anterior a que se conociera la reforma laboral del Gobierno.
El presidente del BBVA, Francisco González, también ha marcado distancias con el resto del sector y asegura que ellos están muy bien con una morosidad del 4%, porque no han entrado en algunas operaciones de alto riesgo como algunos competidores.
No obstante, la posición más cómoda es la de Bankinter, con una morosidad del 3,24% y la menor exposición al sector inmobiliario de la banca española. Además, el perfil de sus clientes, con rentas medias-altas o altas, sería el que menor riesgo tendría de impago con la reforma laboral.
Crédito más restringido
Algunos expertos financieros y varios directivos de banca apuntan también a otro efecto que tendrá la reforma laboral en el sector financiero: una mayor contracción en la concesión crediticia.
La posibilidad que tendrán los empresarios de reducir el salario de sus empleados dinamita en buena parte los métodos de las entidades para poder medir la solvencia de los solicitantes de préstamos. Por otro lado, la incertidumbre sobre la continuidad en un puesto de trabajo retraerá, según estos expertos, la solicitud de créditos por parte de un buen número de clientes.
El propio consejero delegado de Bankia, Francisco Verdú, reconocía esta misma semana que su entidad ya había cometido "bastantes pecados" y que no podía incrementar más su morosidad, por lo que en el futuro serán más selectivos en la concesión de créditos a empresas y particulares.