A Olli Rehn no le habría costado nada despejar las dudas planteadas tras las informaciones de la agencia Reuters, que todavía mantenía destacadas de madrugada en su página en castellano. Todo lo que dijo el comisario a pregunta de una periodista es que "a finales del año pasado, el nuevo Gobierno español identificó un desvío significativo en el déficit público, pero al mismo tiempo adoptó acciones rápidas para limitar esta desviación mediante varias medidas fiscales".
Luego lo que ha pedido al Ejecutivo de Mariano Rajoy es que acelere la elaboración de los presupuestos, sin alterar los objetivos de consolidación fiscal, lo que evidentemente enfría las expectativas de que Bruselas flexibilice sus exigencias de recorte del déficit.
Como la tormenta política generada por las informaciones de Reuters ha continuado durante toda la jornada del martes, ante la falta de una negativa rotunda por parte del comisario en su intervención en la rueda de prensa, su portavoz, Amadeu Altafaj, trasladaba a los medios su desmentido rotundo de que la Comisión albergue duda alguna sobre las cifras españolas de déficit. No hay indicio alguno de cualquier posible irregularidad.
Esto está muy bien. Pero una institución que entrega habitualmente cientos de documentos y notas de prensa, que como mínimo realiza una rueda de prensa al medio día de todos los días laborables del año, debería haber actuado de otra forma. España no se puede permitir que se ponga en duda la decisión del Ejecutivo de poner en orden las cuentas y su compromiso de que se van a adoptar las medidas necesarias para volver al equilibrio presupuestario.
Y se lo puede permitir todavía menos ahora en la que otras agencias, como Bloomberg, competencia directa de Reuters, nos ponen como los alumnos malos de las últimas semanas, frente a los éxitos conseguidos por Italia.
El Comisario y vicepresidente Joaquín Almunia debería pensarse también, si, al margen de que él no tenga nada que ver con la información de Reuters, no debería salir en defensa del Ejecutivo de Mariano Rajoy, y aclarar que no ha habido ningún aumento artificial del déficit para mostrar con posterioridad su nivel de eficacia.