La UE está pen­diente de la crea­ción de una agencia de ra­ting eu­ropea

Tensión en los gobiernos a la espera de la investigación de Bruselas sobre las agencias de calificación

Standard & Poor's po­dría hacer pú­blica su de­ci­sión de re­tirar a Francia su triple A antes de la cumbre so­cial or­ga­ni­zada por Sarkozy

Sede de Standard and Poors
standard and poors

Las es­padas están en todo lo alto. La Comisión Europea ul­tima su in­forme sobre la ac­tua­ción de las agen­cias de ca­li­fi­ca­ción de riesgo, aunque se des­co­nocen los datos pre­cisos de por dónde va la in­ves­ti­ga­ción anun­ciada por el Ejecutivo co­mu­ni­tario a me­diados del mes pa­sado. Hay más ner­vio­sismo en los go­biernos de los países miem­bros de la Unión Europea que en la propia Bruselas. Una quin­cena de países están pen­dientes de que en los pró­ximos días Standard & Poor´s haga pú­blica su de­ci­sión de re­bajar o no la ca­li­fi­ca­ción de estos países a los que ad­virtió que ponía en vi­gi­lancia ne­ga­tiva.

Uno de los países que sigue con mayor preo­cu­pa­ción es Francia, país que po­dría perder su ca­li­fi­ca­ción AAA, la má­xima po­si­ble. Se teme que el dato lo de a co­nocer la agencia antes del 18 de este mismo mes. Es el día en el que Sarkozy ha con­vo­cado la cumbre so­cial con la que quiere dar el pis­to­le­tazo de sa­lida a las elec­ciones pre­si­den­ciales fran­ce­sas, cuya pri­mera vuelta se ce­lebra el 22 de abril. La cam­paña ofi­cial­mente no co­men­zará hasta el 9 de ese mismo mes.

Antes habrá que conocer su opinión sobre los pasos que debe seguir dando la Unión Europea para sacar adelante el proyecto de crear la propia agencia comunitaria que compita con estas tres entidades americanas. Copan nada menos que el 95% del mercado. Aunque el plan de momento está estancando, entre otras razones porque los americanos han dejado claro que quien quiera hacer colocaciones en su mercado tendrá que pasar por las arcas caudinas de sus agencias.

En EEUU existe un duopolio de hecho entre S&P y Moody's con un control del 77% de la cuota de mercado. Junto a Fitch, que cuenta con el 15%, acaparan el 90% del negocio. Además de este oligopolio de hecho, que va contra los principios de libre competencia que cimentan la construcción europea, el aspecto por el que estas agencias han recibido mayores críticas, es por la perversión de que compatibilicen el asesoramiento a muchas empresas a las que as su vez tienen que calificar. Son dos de los aspectos centrales que investiga Bruselas.

Resulta paradójico que las empresas que son calificadas sean las que paguen la cuota respectiva para que se las califiquen. Entre las propuestas figura de forma destacada que quienes compren y vendan los títulos sean quienes paguen.

Desde que estas agencias fallaron a la hora de calificar los productos estructurados de las subprime en Estados Unidos que desembocó en la crisis financiera del 2008, la pregunta de si son "un mal imprescindible" no ha dejado de estar sobre la mesa. Máxime ahora que sus calificaciones sobre la deuda europea y de la propia EEEUU, a quien le quitaron su triple A a largo plazo por primera vez en la historia, han vuelto a desatar el debate.

El hecho de perder la calificación supone para muchos países europeos un problema añadido para reducir sus déficits. Al aumentar la estimación de riesgo de un valor, los países se ven obligados a subir la rentabilidad para que los inversores se decidan a comprar. Según los cálculos del Gobierno de Estados Unidos, perder su triple A, le va a suponer un coste extra de 100.000 millones al año para pagar los intereses de su deuda.

Problemas por rebajar las calificaciones

La decisión de rebajar la deuda de los estados de la UE ha provocado infinitos problemas a los países más débiles como Grecia, Irlanda o Portugal, que han llegado a necesitar un rescate por parte de la UE. Todo ello derivó en la posibilidad de que Europa crease su propia agencia de calificación para evitar comportamientos erróneos de las del otro lado del Atlántico. 

Sin embargo el poder infinito de las actuales agencias que dominan el mercado, no ha permitido que los países comunitarios se hayan puesto de acuerdo sobre este punto. Hace meses, la iniciativa del presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker y del ex presidente del BCE, Jean Claude Trichet, para regular la actividad de las agencias y crear una propia, acabó en una normativa descafeinada que en realidad no recogía las verdaderas iniciativas que hubieran potenciado un cambio regulatorio de las mismas.

En primer lugar, la Comisión Europea renunció a la iniciativa impulsada por Francia, Alemania y España para crear su propia agencia de calificación de riesgos; rehusó la iniciativa de prohibir fusiones entre las agencias que tuvieran más del 20% del mercados y descartó prohibir a las agencias de rating que publicaran notas sobre los países que estaban intervenidos.

Resulta chocante que un año después de la convulsión que crearon en los mercados europeos, sigamos exactamente igual y a la espera de que la Comisión Europea acabe su informe sobre el negativo papel de las agencias en la crisis de la deuda en Europa que nos está costando a todos, sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas.

Quizás deberíamos tomar ejemplo de la avezada china, quien ya en 1994 vio venir al lobo y creó una agencia de calificación propia con capital público y su propia metodología que compite con las tres estadounidenses pero que conoce bastante más de cerca la realidad de su diverso país.

Según escribe la jurista Carinna Coors en el ‘Journal of International Banking Law and Regulation, ha quedado claro que el actual regulación y los procesos de implementación de las agencias en Estados Unidos y Europa van a crear en el futuro serios problemas estructurales y de organización.

Pese a que las agencias de calificación son imprescindibles para la orientación de los mercados y la eficiencia de la economía global, es necesario que se reforme su sistema de actuación y que los estados potencien la creación de la competencia con otras agencias. Y ahora a esperar las primera conclusiones de Bruselas sobre su investigación sobre las tres grandes.

 

 

 

 

 

 

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