Sus prisas para adquiri un 5% adicional en un mes, según el comunicado oficial registrado en la CNM, son cuanto menos llamativas. Y más teniendo en cuenta que la mexicana comprara, esta vez sí, 827.000 acciones, el pasado 13 de julio; es decir, un mes y medio antes de cerrarse el pacto con Sacyr, y no utilizase la misma operativa de pagar a un banco un contrato de equity swap, por el cual la entidad financiera adquiere los títulos para ceder los derechos políticos y económicos a la parte contratante, a cambio de un tipo de interés por el préstamo y el cobro de la minusvalía, si la hubiera, a la fecha de resolución del derivado.
Pemex alegó entonces que ese pequeño paquete de acciones, del 0,07%, le servía para superar el 5%, porcentaje que conllevaría presuntamente unas ventajas fiscales para entidades financieras en España. Sin embargo, según los datos registrados en la CNMV, Pemex sólo controlaría con ese paquete, el 4,9%.
Hace tres ejercicios, una instrumental controlada por Pemex, RepCon Lux, decidió la liquidación anticipada de una deuda emitida, cuyos bonos podían ser canjeados por dinero u acciones de Repsol, en concreto de 59,9 millones de títulos. De esta forma, la empresa mexicana, una vaca ordeñada en exceso por el antiguo virreinato, controlaba los derechos de un 5% de Repsol, paquete que utilizaba para conseguir más dinero vía la emisión de convertibles.
En 2008, cuando los tenedores de los bonos prefirieron canjear los bonos por las acciones más que cobrar en efectivo, Pemex se encontró con el problema de que debía recuperar los derechos políticos si aspiraba a seguir en el consejo de Repsol y mantener un trato comercial privilegiado, ya que todos los años vende a la española petróleo y derivados por 2.000 millones de euros.
Contrató entonces la empresa paraestatal mexicana cuatro contratos de "arrendamiento de derechos políticos y económicos" con opción a compra (equity swaps) con tres entidades financieras, Santander, BBVA y UBS. En el mes de marzo renovó con el banco vasco un equity swap de 29,66 millones de títulos, a un precio de 23,68 euros. Un mes después renovó también el del Santander, 11,5 millones de acciones, y el contratado con la entidad suiza, 7,5 millones de títulos, a un precio de ejecución de 23,40 euros, muy por encima en todos los casos de los 19,7 euros de cierre de ayer (el anuncio del pacto parasocial le empujó al alza un 4,1%).
En octubre le vence otro de 10 millones de acciones, presumiblemente con el BBVA, que tiene declarada en la CNMV la propiedad, por cuenta de clientes, de 47,8 millones de acciones, el 3,9% del capital de Repsol.
Una de las posibilidades de ingeniería financiera que tienen Sacyr y Pemex es colocar el 29,8% del capital de Repsol que controlan como colateral de deuda, cuando la cotización de la petrolera les permita ejecutar una operación de este estilo. Sería repetir la jugada que Pemex hizo con RepCon, la instrumental luxemburguesa. No consumes recursos propios y mantienes los derechos políticos que te permiten mandar en la compañía, y gobernar Repsol da muchísimo juego, por su facturación de 60.000 millones, el beneficio de 4.700 millones, y su patrimonio neto de 24.000 millones. Habrá que esperar el próximo movimiento de Antonio Brufau, el presidente al que la alianza hispano-mexicana le quieren cortar las alas, y de La Caixa, siempre dispuesta a sacar tajada en Gas Natural.