Mortimer, que había arrancado en noviembre a Pérez un compromiso de respetar la independencia de Leighton una vez tomado el control de Hochtief, se erigió entonces en defensor de los accionistas minoritarios de la compañía (46% del capital), y con su actitud contraria a los intereses del presidente del Real Madrid tenía los días contados. El nuevo presidente de la australiana, Stephen Johns, se ha apresurado a cambiar el disco, subrayando que no hay diferencias entre "servir los intereses del mayoritario (ACS, vía Hochtief) y los minoritarios.
Pérez ha utilizado a Frank Stieler, el nuevo consejero delegado que nombró en Hochtief , la filial alemana de ACS ya que controla ahora más del 50%, para hacerle el trabajo sucio en la presunta joya australiana, que ha perdido casi la mitad de su valor bursátil desde que la compañía española iniciase la opa hostil.
Leighton se ha mostrado mucho más frágil de lo que nadie pudiera pensar en su último ejercicio, con unas provisiones superiores a 1.000 millones de dólares australianos, 730 millones de euros, y una pérdida neta en el ejercicio concluido en junio de 300 millones de euros, lo que le ha obligado a realizar una ampliación de capital de 750 millones de dólares australianos, y empieza a ponerse en duda la calidad de su cartera de obra, especialmente la obtenida en los países árabes.
ACS presenta mañana martes sus primeros resultados semestrales en los que consolida el 100% de Hochtief, y por consiguiente de Leighton, por lo que el quebranto de la australiana se hará sentir sensiblemente. El comportamiento bursátil de la empresa de Pérez, en la que mantiene el control con el apoyo de los Albertos y la famila March, se ha resentido en los últimos tiempos, a pesar de que ha aumentado su autocartera, ahora en el 5,5%, y que todavía el fondo Southeastern, que actuó de aliado de Pérez en la opa sobre Hochtief, mantiene (datos del 30 de junio) su participación, que en contra de lo divulgado por algunos medios no ha aumentado. Un dato inquietante es que en el segundo trimestre de este año, el fondo internacional de Longleaf Partners, el instrumento institucional utilizado por Southeastern para la inversión en ACS, ha preferido incrementar su posición en Ferrovial, desechando ganar peso en la compañía de Pérez.
ACS, forzada por los bancos acreedores, ha estado vendiendo un gran número de negocios para tener caja con la que acometer las inversiones hostiles en Hochtief e Iberdrola, pero las últimas operaciones no le han permitido obtener importantes plusvalías, caso de los negocios de renovables, e incluso están paradas por problemas de financiación, como es el caso de Clece. La venta de ésta por 608 millones de euros se anunció hace 5 meses a expensas de que los compradores, el capital riesgo de Permira y Mercapital, obtuvieran financiación. La quiebra de los ayuntamientos y otras administraciones, principales clientes de Clece, dificulta aún más esta operación.
El objetivo que ser marcó Florentino Pérez ante la junta de accionistas de ACS de incrementar este año el beneficio ordinario entre un 7-10% parecerá poco realista cuando mañana presente los resultados de medio año. El sueño del galáctico presidente del Real Madrid de actuar como una sociedad de private equity, rotando negocios, comprando a crédito y manteniendo a raya la cotización bursátil con la autocartera, ha llegado a su fin. ACS deberá encontrar ahora otras fórmulas para que la compra del 20% de Iberdrola y el 50% de Hochtief no se conviertan en una pesadilla. Algunos de los accionistas de control, como la familia March, ya comenzó su repliegue en febrero con la venta del 5% del capital, a 34 euros, un 25% más del valor actual.