EL MONITOR

Coyuntura: La bajada del precio del petróleo rompe con la senda inflacionista

Debería mo­derar los costes de pro­duc­ción

Petróleo y electricidad.
Petroleo

La tasa de va­ria­ción in­ter­anual del IPC dis­mi­nuyó tres dé­cimas hasta el 3,5% en el mes de mayo, in­vir­tiendo la ten­dencia in­fla­cio­nista ini­ciada a fi­nales de 2010. Esta re­ver­sión era pre­vi­sible ya que el au­mento de la in­fla­ción du­rante los meses an­te­riores tenía un ele­vado com­po­nente tran­si­to­rio, de­ri­vado del fuerte in­cre­mento de los pre­cios de las ma­te­rias primas y de las subidas de los im­puestos in­di­rectos acae­cidas en el se­gundo se­mestre de 2010. En efecto, la in­te­rrup­ción de la senda de subidas de pre­cios en mayo re­fleja prin­ci­pal­mente la ba­jada de los pre­cios de los car­bu­ran­tes.

Por tanto, tal y como se esperaba, la inflación marcó su máximo en el mes de abril y a partir de ahora irá remitiendo paulatinamente con una bajada algo más pronunciada a principios del verano cuando desaparezcan los efectos temporales de los impuestos indirectos. Este gradual descenso podría situar la inflación al menos un punto por debajo del nivel actual en diciembre. Para que ello se cumpla es fundamental que el precio del petróleo vaya reduciéndose gradualmente y se sitúe a finales del año alrededor de los 110 dólares/barril.

La inflación subyacente se mantiene en el 2,1%

Una muestra de que la trayectoria de los costes de los carburantes ha ejercido un papel fundamental en la reciente bajada de los precios es el hecho de que la inflación subyacente, que excluye los alimentos no elaborados y los productos energéticos, se mantuvo estable en el 2,1%. Otro ejemplo de que una vez descontadas estas partidas con elevada contribución sobre la tasa general, la inflación siguió en niveles más bajos se pone de manifiesto cuando se observa el índice correspondiente a los servicios y a los bienes industriales no energéticos, cuyo ritmo de avance no superó el 2,0%. Esto último refleja la debilidad de la demanda interna, en parte motivada por la elevada tasa de paro que impide que haya efectos de segunda ronda. La recaída de los precios en los servicios en el mes de mayo era esperada por la bajada este mes de los precios en el transporte y del viaje organizado debido a las menores presiones de los carburantes y la corrección de la subida del mes anterior con motivo de la Semana Santa.

La inflación de la zona del euro también revierte

La moderación de los precios energéticos también ha contribuido a frenar la inflación del resto de la zona del euro, que en el mes de mayo se situó en el 2,7%, una décima por debajo de la tasa registrada en el mes anterior. A pesar de este cambio de tendencia, la inflación del conjunto de la eurozona continúa siendo bastante superior al objetivo marcado por el Banco Central Europeo (BCE) y, por tanto, es muy probable que en la próxima reunión del mes de julio decidan aumentar el tipo de interés de referencia 25 puntos básicos, hasta el 1,50%. Dado el compromiso del BCE de mantener la inflación en niveles moderados, es de esperar que su actuación contribuya a que la inflación se emplace en una senda decreciente durante los próximos meses.

El diferencial de inflación respecto a la zona del euro se mantiene en siete décimas

La evolución de los precios es clave para valorar las perspectivas de recuperación de la economía española. Por una parte, cuando persisten las presiones inflacionistas se pierde poder adquisitivo de las familias y ello puede mermar la voluntad de consumir. Por otra parte, incrementos importantes de precios pueden poner trabas a las ganancias de competitividad de la economía española, especialmente si la inflación aquí supera con creces la registrada en el resto de la zona del euro, su principal socio comercial. Por tanto, una variable importante para calibrar la competitividad de la economía española la otorga el diferencial de su inflación con respecto a la zona del euro. Según datos de Eurostat, la variación interanual del índice de precios armonizado de la zona euro se situó en el 2,7%, mientras que el registrado en España fue del 3,4%. Ello refleja que el diferencial de la inflación continúa siendo bastante importante. No obstante, como parte de esta brecha responde a los cambios impositivos introducidos en España durante el segundo trimestre del año 2010, el diferencial debería reducirse una vez su efecto base desaparezca. Asimismo, la brecha tenderá a disminuir si los precios del petróleo frenan su tendencia alcista, ya que la evolución del índice de precios en España es más sensible a la trayectoria de los importes de este elemento que en el promedio de la zona del euro.

Los costes de producción bajan tras meses consecutivos de subidas

Otra variable decisiva para evaluar la competitividad de la economía española es el índice de precios industriales. En este contexto, es importante el hecho de que, tras meses de subidas continuadas, la tasa de crecimiento interanual de este índice disminuyó 0,5 puntos porcentuales en el mes de abril hasta el 7,3%, como consecuencia de la desaceleración de los precios de la energía y de los bienes intermedios. El índice general sin energía presentó una tasa interanual del 4,1%, cuatro décimas menos que en marzo. Esta reversión de los costes de producción puede contribuir a mejorar la competitividad de la economía española.

En definitiva, para lo que resta de 2011, las perspectivas son que la inflación descienda progresivamente hacia cotas cercanas al 2,4% en diciembre gracias a la moderación del precio del crudo y a la desaparición de los efectos de base de las subidas de los impuestos indirectos llevadas a cabo en 2010. La bajada del precio del petróleo debería moderar también los costes de producción. Esta reversión de la tendencia inflacionista de los precios del consumo e industriales, probablemente superior a la de otros países de la zona del euro, debería ayudar a recuperar algo la competitividad de la economía española.

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