El plan de res­cate de la "troika" FMI/UE/BCE no exige el apla­za­miento del pro­yecto

Bruselas presiona para que Portugal mantenga la construcción del AVE de Lisboa a Madrid

Las au­to­ri­dades lusas me­ditan de nuevo su de­ci­sión fi­nal, que po­dría cam­biar a po­si­tivo

Álvaro Santos Pereira
Álvaro Santos Pereira

La cons­truc­ción y la con­ce­sión por 40 años del tramo de 167 ki­ló­me­tros del AVE Lisboa-Madrid si­tuado entre Poceirao y Caya, que fue ad­ju­di­cada por 1.668 mi­llones de euros al con­sorcio Elos li­de­rado por los grupos por­tu­gueses Brisa (16,2%) y Soares da Costa (16,2%) y por el es­pañol ACS (15,2%), es como un cuento de nunca aca­bar. Lo con­ve­nido ahora es que el nuevo go­bierno con­ser­vador di­ri­gido por Passos Coelho to­mará la "decisión de­fi­ni­tiva" a fi­nales de se­tiem­bre. Eso fue lo que el mi­nistro de la Economía Santos Pereira co­mu­nicó en Madrid a su ho­mo­logo es­pañol del Fomento, José Blanco, pero avan­zando ya que las "prioridades" de Lisboa son hoy muy dis­tintas de las que tenía en la XIX cumbre ibé­rica (2007, Figueira da Foz), donde Durao Barroso y José María Aznar di­señaron un plan de gran ca­lado para la alta ve­lo­ci­dad. Sin em­bargo, pese a la grave si­tua­ción eco­nó­mica y fi­nan­ciera, la pre­sión de los mer­cados y el plan de res­cate de 78.000 mi­llones de eu­ros, Lisboa lo ten­dría muy di­fícil para jus­ti­ficar el final de un pro­yecto vital y al que la "troika" FMI/UE/BCE no puso ningún re­paro.

Lo cierto es que ya se hacen apuestas: como si de una competición deportiva se tratara, las casas de apuestas "on line" pagarían 2,70 euros a todos aquellos que apuesten por una decisión del gobierno portugués favorable a la construcción del AVE, que según lo firmado con Madrid tendría que entrar en servicio en 2013, mientras que la apuesta contraria, de que el proyecto será enterrado u aplazado "sine die", solo reportaría 1,40 euro. Lo que se explica perfectamente por las últimas declaraciones del ministro de Economía Santos Pereira: lo "prioritario" ahora ya no es transportar pasajeros entre Lisboa y Madrid a 250 kilómetros hora, sino incrementar la competitividad de los productos portuguesas. Lo que defiende Lisboa es una alternativa que sea a la vez menos onerosa para las arcas del Estado y más favorable a la economía nacional: una red ferroviaria de altas prestaciones, toda ella electrificada y con ancho de vía europeo, para poner las exportaciones portuguesas más rápidamente en España y en Europa, con que la mejora de competitividad estimada seria de al menos el 20%.

Sin embargo, habrá que esperar hasta finales de Setiembre, según lo prometido por Santos Pereira, para conocer todos los parámetros económicos y financieros de la "alternativa" que el gobierno de Passos Coelho pretende presentar a Madrid. Lo que si avanza el ministro de Economía, es que Lisboa "tendrá en cuenta los estatutos jurídicos de los acuerdos firmados", tanto a nivel internacional (acuerdos entre Lisboa y Madrid sobre el desarrollo conjunto del AVE Lisboa Madrid y de otros proyectos de alta velocidad ibérica como la línea Oporto-Vigo), como en relación con el concurso adjudicado al consorcio Elos. Pero para el que fue anulado sin explicaciones, para el tramo Lisboa-Poceirao y que incluía la construcción de un tercer puente sobre el Tajo, nada cambiará: la mejor propuesta por 1.800 millones de euros fue la del consorcio Tave Tejo liderado por FCC, que reclama una indemnización de 10 millones de euros.

En todo o caso, lo que el gobierno portugués no podrá hacer será invocar el "plan de rescate" en curso, por 78.000 millones de euros, para justificar el eventual "entierro" del AVE Lisboa-Madrid. Y por una sencilla razón: las condiciones que la "troika" impuso a Portugal, solo hacen referencia al proyecto del AVE Oporto-Vigo, cuyo aplazamiento había sido ya más o menos acordado entre las autoridades lusas y españolas, pero no puso ningún reparo a la inversión destinada a la construcción de los tramos nacionales del AVE Lisboa-Madrid. En los medios políticos, se comenta que las mayores "presiones" que llegan al gobierno, en contra de la suspensión del proyecto, provienen de las instancias comunitarias: están en juego 1.260 millones de euros de fondos comunitarios destinados al tramo luso, y otros 550 millones para el español, y sobre todo el AVE entre las dos capitales ibéricas es una de las prioridades de Bruselas, en el ámbito de la construcción de la red transeuropea de alta velocidad ferroviaria.

Tanto es así, que el esfuerzo financiero directo exigido a las arcas públicas lusas, durante la fase de construcción del tramo Poceirao-Caya, no sería excesivo, inclusive en las circunstancias actuales: hasta finales de 2010, la inversión pública realizada en toda la red de alta velocidad solo representaba unos 116 millones de euros, y según los socialistas, el coste directo para el Estado del tramo Poceirao-Caya sería de 216 millones. La tesis de los defensores del proyecto, es que un "entierro" del mismo saldría mucho más caro al Estado: el consorcio Elos de Brisa, Soares da Costa y ACS reclamaría la devolución de al menos 150 millones de euros (la inversión realizada en estudios y preparación) y el Estado tendría además que hacer frente a una ola de pedidos de indemnizaciones. Los socialistas argumentan también que la inversión directa del Estado en la fase de la construcción, seria recuperada integralmente a través los ingresos fiscales derivados del proyecto. El problema, es que los costes del AVE no se limitan a la fase de la construcción, sino que se extenderían por los 40 años de la concesión (encargos financieros, mantenimiento de la línea, etc.) y alcanzarían los 3.000 millones de euros.

En todo o caso, el gobierno lo tendría difícil, inclusive ante la opinión pública, para justificar el entierro del AVE Lisboa Madrid, a favor la construcción de una línea de altas prestaciones para el transporte de mercancías. Según la ex secretaria de Estado de los Transportes Ana Paula Vitorino, esta alternativa hasta seria unos 500 millones de euros más cara, porque ya no se podrían realizar las economías de escala previstas en el ámbito del proyecto mixto del AVE (pasajeros y mercancías ligeras). Otro dato a tener en cuenta es que el coste previsto de la construcción de la línea de alta velocidad entre Poceirao y Caya, sería menos "escandaloso" que el de otras operaciones polémicas. Por ejemplo, la reciente llegada de dos submarinos alemanes, cuya compra remonta a 2004, cuando Durao Barroso dirigía el gobierno y tenía en la Defensa Nacional el actual ministro de Asuntos Exteriores Paulo Portas. Ya en plena crisis y con el plan de rescate a cuestas, el nuevo gobierno conservador tuvo también por bien privatizar el banco BPN, con un coste para el Estado de más de 2.000 millones de euros.

Así, lo más probable es que Passos Coelho tenga que dar lo dicho por no dicho... y solo intenta ganar tiempo, para preparar la opinión pública, de cara a una decisión final favorable al AVE luso español. Se hacen apuestas. Y conviene tener en cuenta que no sería ya la primera vez que el Partido Social Demócrata (PSD) cambia su posición al respecto: fue con José Manuel Durao Barroso al frente del gobierno, que Portugal pactó con España el desarrollo de cinco proyectos de alta velocidad (Lisboa-Madrid, Lisboa-Oporto, Oporto-Vigo, Aveiro-Salamanca y Évora-Faro-Huelva), que hubiera exigido una inversión de 12.600 millones de euros, que fue rebajada en 2006 a 9.000 millones (supresión de los proyectos de Aveiro y Évora), y que en 2010, tras la insólita anulación del concurso Lisboa Poceirao adjudicado a FCC (se dijo entonces que la decisión fue tomada por presión del consorcio rival Altavia dirigido por la constructora nacional Mota Engil, muy cercana a Sócrates...), volvió a bajar de 3.000 a 1.600 millones. Hace solo un año, el propio Passos Coelho aún defendía el "interés estratégico nacional" del AVE Lisboa Madrid, en contra de la opinión de su partido, pero cambió de posición durante la campaña electoral contra Sócrates, y ahora no sabe como quitarse el muerto de encima...

 

 

 

 

 

 

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