En una carta enviada a Zapatero
Como los términos de la misiva de Fráncfort suponen aceptar una intervención de hecho, el presidente prefirió ignorar la prueba a la que le estaba sometiendo Mariano Rajoy. Demasiado era aceptar la inclusión del control del déficit presupuestario en la Constitución, lo que va a suponer una reforma de nuestra Carta Magna en toda regla, y la desautorización de las ligerezas expresadas al respecto por el candidato socialista a las próximas elecciones, Pérez Rubalcaba.
Sí. El PP sabe que existe una carta del BCE imponiendo las medidas de ajuste que debería tomar España para a cambio comprar deuda y apoyarla en los mercados internacionales, y por eso se lo ha preguntado al presidente del Gobierno.
Los populares consideran que pueden sacar renta electoral de esta situación. Recuerdan que Berlusconi, que no se presentará a las próximas elecciones generales en Italia, y que por lo tanto se siente más libre de cara a las consecuencias electorales, presentó en su Parlamento la carta del BCE para que los italianos conocieran las medidas de ajuste impuestas desde Bruselas.
En el caso italiano, se desveló públicamente que el BCE exigía privatizaciones y la reforma laboral. El Presidente quizás ha optado por obviar la respuesta conocedor de la indignación de la oposición por lo que consideraba una injerencia por parte del Banco Central Europeo en los asuntos internos italianos que desacreditaban todavía más a Berlusconi
Lo importante de las cartas es que imponen condiciones al Ejecutivo español, como lo hicieron con el Ejecutivo de Berlusconi, a cambio de su apoyo al comprar deuda, uno de los principales objetivos de los especuladores.
La carta fijaría, según han admitido fuentes populares a Capitalmadrid.com, el calendario de aplicación de las medidas y los pasos legislativos que se deben adoptar para acelerar su puesta en funcionamiento.
Algunos de ellos, como la inclusión en la Constitución del control de déficit del Estado, Comunidades Autónomas y Ayuntamientos, han pillado por sorpresa a los socios nacionalistas en el Congreso del Partido Socialista. Hasta el punto de que el PNV entraba a la sesión extraordina4ria del Congreso con el apoyo explícito al Gobierno, que finalmente se ha traducido en una abstención. Lo sucedido es tan importante que exige volver sobre el asunto otro día.